Compendio SciCheck
La Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford señala que “apoya categóricamente el uso de mascarillas para controlar la propagación del COVID-19”. Pero notas con gran difusión en las redes sociales indican erróneamente que un “estudio de Stanford” demostró que las mascarillas son inseguras e inefectivas contra el COVID-19. El artículo académico es una hipótesis, no un estudio, y fue realizado por alguien sin afiliación actual con Stanford. Actualización: el artículo académico fue retractado.
Historia completa
La evidencia de que las mascarillas pueden ayudar a controlar la propagación del nuevo coronavirus que causa el COVID-19 ha aumentado desde la irrupción del virus que alteró la cotidianidad alrededor del planeta. En marzo describimos la creciente investigación que muestra la eficacia de las mascarillas y explicamos por qué los expertos apoyan su uso.
Pero una persistente narrativa de información errónea, según la cual las mascarillas supuestamente no sirven y son peligrosas, continúa siendo reciclada y difundida en las redes sociales a más de un año desde el inicio de la pandemia.
Titulares altamente difundidos en días recientes señalaron erróneamente que un “estudio de Stanford” demostró que las mascarillas son inefectivas y peligrosas. El artículo académico en cuestión era en realidad la hipótesis de un autor y no de alguien actualmente vinculado a esa universidad.
“Resultados de un estudio de Stanford: Mascarillas son inefectivas para detener la transmisión del COVID-19 y pueden causar deterioro de la salud y muerte prematura”, señala un titular publicado el 19 de abril por Gateway Pundit, una página web conservadora que se ha dado a conocer por difundir información errónea. La nota, compartida en Facebook casi 28.000 veces según las estadísticas de CrowdTangle, cita a otra página web, NOQ report, cuyo artículo fue publicado dos días antes.
El sitio web del American Conservative Movement (Movimiento Conservador Estadounidense) también se hizo eco con el titular “Estudio de Stanford publicado silenciosamente por NIH.gov demuestra que las mascarillas son totalmente inútiles contra el Covid”, que fue compartido en Facebook más de 10.000 veces.
El artículo académico citado no era un “estudio”o investigación original, sino una hipótesis personal (o explicación provisional) fundamentada en la lectura de bibliografía existente. La hipótesis fue publicada inicialmente en internet en noviembre por la revista Medical Hypotheses (Hipótesis Médicas), la cual se describe a sí misma como “un foro para ideas en medicina y ciencias biomédicas relacionadas”. Si bien el documento aparece en PubMed Central, un archivo de literatura científica manejado por la Biblioteca Nacional de Medicina adscrita a los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), ello no indica que los NIH apoyen o coincidan con el contenido, como algunas notas viralizadas en las redes sociales señalan.
El autor del artículo académico, Baruch Vainshelboim, aparece vinculado a la “División de Cardiología, Sistema de Salud de Palo Alto para Veteranos, Universidad de Stanford, Palo Alto, CA, Estados Unidos”.
Pero Julie Greicius, portavoz de Stanford Health Care y de la Escuela de Medicina de la universidad, nos dijo en un correo electrónico que “la afiliación del autor está atribuida erróneamente a Stanford, y hemos pedido una corrección” por parte del autor y la publicación.
“El autor, Baruch Vainshelboim, no tenía afiliación alguna con el Sistema de Salud de Palo Alto para Veteranos ni con Stanford al momento de la publicación y no ha tenido afiliación alguna desde 2016, cuando terminó su contrato de un año como académico invitado para temas no relacionados a este artículo académico”, agregó en un correo electrónico. Greicius también recalcó que “la facultad de Medicina de Stanford apoya categóricamente el uso de mascarillas para controlar la propagación del COVID-19”.
Un portavoz del Sistema de Salud de Palo Alto para Veteranos, Michael Hill-Jackson, también nos dijo en un correo electrónico que “Baruch Vainshelboim no trabaja para esta oficina y aparece identificado incorrectamente en esta página web”. Hill-Jackson dijo que Vainshelboim “se desempeñó como un asistente de postdoctorado bajo la coordinación de uno de nuestros investigadores en 2015-2016, pero nunca fue empleado formalmente por esta oficina y su trabajo no tuvo relación alguna con ese artículo”.
Así que el documento no es un estudio de Stanford, como señalan los titulares. No está claro dónde trabaja Vainshelboim en la actualidad o por qué el artículo lo identifica incorrectamente. Le enviamos varias preguntas pero no hemos recibido respuestas.
Contactamos al editor de Medical Hypotheses, Mehar Manku, sobre el artículo de Vainshelboim y éste dijo en un correo electrónico que la revista estaba al tanto de “problemas relacionados con la publicación cuestionada” y que “medidas están en curso”.
Actualización: A pedido de Manku, Elsevier, la casa editora de Medical Hypotheses, retractó el artículo de Vainshelboim y pidió disculpas a sus lectores “por los inconvenientes causados por este asunto”. La retracción, en parte, dice (en inglés originalmente):
El Comité Editorial concluyó que la hipótesis del autor es engañosa basada en los siguientes criterios:
- Una revisión extensa de la evidencia científica demuestra claramente que las mascarillas aprobadas y correctamente certificadas, y utilizadas según las recomendaciones, son efectivas en prevenir la propagación del COVID-19.
- El manuscrito cita incorrectamente y selectivamente otros artículos publicados. Las referencias #16, 17, 25 y 26 son todas citas imprecisas.
- El cuadro 1. Efectos fisiológicos y psicológicos del uso de mascarillas y sus posibles consecuencias sanitarias, generado por el autor. Ninguna estadística en el cuadro ha sido verificada, y hay varias declaraciones especulativas.
- El autor presentó información según la cual él estaba actualmente afiliado a la Universidad de Stanford y al Sistema de Salud de Palo Alto para Veteranos. Sin embargo, ambas instituciones han confirmado que el Dr. Vainshelboim terminó su vínculo con ellas en 2016.
En su artículo, Vainshelboim plantea una hipótesis contra la utilidad de las mascarillas y concluye que son “inefectivas para detener la transmisión humano-a-humano de enfermedades infecciosas y virales como SARS-CoV-2 y COVID-19”. El documento sostiene en un pasaje que “debido a la diferencia en tamaño entre el diámetro del SARS-CoV-2 y el diámetro del tejido en las mascarillas (el virus es 1.000 veces más pequeño), el SARS-CoV-2 puede atravesar fácilmente cualquier mascarilla”.
J. Alex Huffman, un científico de aerosoles en la Universidad de Denver, nos dijo durante una entrevista telefónica que el documento reflejaba una falta de comprensión fundamental sobre los aerosoles respiratorios.
“Los virus no salen de su boca como virus puros”, dijo. “Salen en gotículas líquidas que están llenas principalmente de agua, pero también de algunas proteínas y sales”, y si alguien está enfermo, de virus.
Huffman agregó en un correo electrónico que “hay una amplia gama de tamaños de partículas emitidas cuando las personas respiran, hablan, cantan o tosen, pero el rango oscila entre decenas de nanómetros a cientos de micrones. La mayoría de ellos, aún después de la evaporación, son fácilmente removidos con buenas mascarillas”.
De hecho, estudios de laboratorio han demostrado que las mascarillas pueden bloquear parcialmente gotículas respiratorias exhaladas, las cuales se consideran la forma principal de propagación del virus. Esos estudios tienen limitaciones pero continúan sugiriendo que las mascarillas, especialmente las que tienen más de una capa y se ajustan bien, pueden ayudar a detener la transmisión del COVID-19.
Por ejemplo, un estudio elaborado por científicos del Instituto Nacional para Salud y Seguridad Ocupacional, adscrito a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), probó la capacidad de varias coberturas faciales para prevenir la emisión de partículas desde una tos simulada. Las mascarillas N95 tuvieron el mejor desempeño al bloquear el 99% de las partículas, mientras que las mascarillas médicas bloquearon el 59% y una mascarilla de tres capas de tela bloqueó un 51%. (Un visor con protector facial apenas detuvo el 2%.)
Y en otro experimento, investigadores en Japón evaluaron cómo diferentes mascarillas en dos maniquíes colocados frente a frente redujeron la exposición al coronavirus. Un maniquí estaba conectado a un nebulizador que producía una tos simulada que “replicaba a un propagador de virus” y el otro estaba conectado a un respirador artificial para simular la respiración. Si ambos maniquíes tenían una mascarilla quirúrgica o de algodón, la propagación se reducía en 60% a 70%.
Para más información sobre las investigaciones relacionadas a las mascarillas, lea nuestra historia SciCheck “Nuevos hallazgos científicos sobre uso de mascarillas y COVID-19.”
El documento de Vainshelboim también sostiene que las mascarillas “restringen la respiración, causan hipoxia e hipercapnia”. Hipoxia es el término para indicar insuficiencia de oxígeno en la sangre; hipercapnia es la presencia excesiva de dióxido de carbono en el flujo sanguíneo.
Expertos han refutado reiteradamente esa afirmación y ya hemos abordado, en notas anteriores, enunciados infundados según los cuales las mascarillas provocan niveles de oxígeno tan bajos que pueden ser peligrosos.
“El personal sanitario ha usado mascarillas durante periodos prolongados por muchos años sin reacciones adversas a la salud”, señala la Clínica Mayo. “Los CDC recomiendan usar mascarillas de tela en espacios públicos y esta opción permite respirar fácilmente. No hay riesgo de hipoxia, o niveles bajos de oxígeno, en adultos sanos. El dióxido de carbono se disolverá a través de la mascarilla mientras usted respira”.
La Asociación Nacional del Pulmón también señala que: “Usamos mascarillas el día entero en el hospital. Las mascarillas están diseñadas para respirar a través de ellas y no hay evidencia de que ocurran niveles bajos de oxígeno”. (Sin embargo, recomienda que las personas con enfermedades pulmonares consulten a un médico antes de usar una mascarilla N95.)
Traducido por Luis Alonso Lugo.
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