Durante una reunión municipal celebrada el 8 de diciembre, el senador Ron Johnson pudo haber creado un malentendido al decir que “está demostrado que hacer gárgaras, el enjuague bucal, mata al coronavirus”. Si bien en estudios de laboratorio se ha visto que algunos enjuagues bucales bloquean la infectividad o suprimen el SARS-CoV-2, los estudios en personas que usan enjuagues bucales no son concluyentes. Los investigadores continúan estudiando el asunto.
Tras mencionar las vitaminas D y C, y el zinc, Johnson dijo: “Por cierto, está demostrado que hacer gárgaras, el enjuague bucal, mata al coronavirus. Si lo coge, usted puede reducir la replicación viral. […] ¿Por qué no probar todo?”, según un audio del evento publicado por Heartland Signal, una emisora de radio y página web política de tendencia izquierdista.
“Me asombra que los Institutos Nacionales de Salud sigan diciéndole a la gente, ‘No haga nada, sabe, tal vez tome Tylenol’”, dijo Johnson.
Si bien no hay cura para el COVID-19, sí hay algunos tratamientos basados en evidencia científica, tales como los anticuerpos monoclonales que son recomendados para personas con alto riesgo de contraer COVID-19 grave. Los comentarios de Johnson sugieren que los enjuagues bucales pueden usarse como tratamiento, pero no hay evidencia de que estos reduzcan la gravedad de la enfermedad. Eso es algo que necesita ser investigado.
Los enjuagues bucales han mostrado potencial, al menos en el laboratorio. Se ha visto que varios tipos de enjuague desactivan el virus in vitro, es decir, en una prueba de laboratorio, fuera del cuerpo humano. Craig Meyers, un profesor de microbiología e inmunología en la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State), nos dijo que los estudios in vitro son “muy claros”, pero “no hay estudios en humanos concluyentes que digan sí o no”.
Meyers explicó en una entrevista telefónica que “usted puede hacer muchas cosas” en el laboratorio que “usted no puede hacer in vivo”, o en humanos.
Johnson tiene razón en cuanto a que los enjuagues bucales “podrían” reducir la capacidad del virus de replicarse en las personas. Eso es lo que Meyers y otros investigadores intentan determinar y, por supuesto, la reducción en la cantidad del virus debe ser sustancial para que sea efectiva.
Una revisión de estudios científicos sobre la efectividad de los enjuagues bucales contra el coronavirus, publicada en octubre en una revista científica taiwanesa, concluyó: “Aunque la evidencia disponible es limitada, los enjuagues bucales que contienen PVP-I [povidona iodada] o CPC [cloruro de cetilpiridinio] muestran potencial para reducir la carga orofaríngea del SARS-CoV-2 y, por lo tanto, podrían convertirse en una estrategia de mitigación de riesgos en pacientes con COVID-19”.
En otras palabras, puede que algunos enjuagues bucales ayuden a reducir la cantidad de virus en la boca y la garganta, pero aún no lo sabemos. Y por supuesto, el SARS-CoV-2 también puede transmitirse a través del estornudo [el enjuague bucal no afectaría las gotitas expulsadas por la nariz].
Meyers es parte de un equipo en Penn State que conduce un ensayo clínico aleatorio controlado para determinar si el uso del antiséptico Listerine y/o un lavado nasal pueden reducir la carga viral de SARS-CoV-2 en la boca y la nariz de las personas. El estudio involucra a cerca de 200 participantes, diagnosticados con una infección de SARS-CoV-2 durante los cinco días previos, asintomáticos o con síntomas leves. El estudio no implica contacto directo; los participantes reciben las pruebas en sus casas y los investigadores luego les explican vía Zoom cómo usarlas, explicó Meyers.
Si bien este no es un estudio sobre transmisión, al reducir la carga viral “podría potencialmente provocar una reducción en la propagación del SARS-CoV-2”, como señala la descripción del estudio.
“Si podemos reducir la cantidad de virus que usted tiene”, dijo Meyers, la “posibilidad de transmitirlo a alguien más es bastante inferior”. Si el estudio de Penn State muestra una reducción significativa en la cantidad de virus, y Meyers dijo que las estadísticas preliminares “se ven extremadamente prometedoras”, no “demostraría” una reducción de la transmisión. “Pero, de alguna manera, es sentido común”, dijo.
Los investigadores de Penn State están en conversación con colegas para realizar ensayos clínicos en otros países que examinen directamente la transmisión, realizando pruebas de detección en hogares a lo largo del tiempo para observar la propagación del virus.
“Esperamos obtener al menos un 50% de disminución” en la cantidad de virus en el ensayo clínico actual, dijo Meyers, y las estadísticas preliminares indican un resultado aún mejor. Pero dijo que aún quedan numerosas pruebas por realizar.
Si bien el estudio de Penn State incluye el uso de una solución con un 1% de champú infantil como lavado nasal (algo que se emplea en personas que se someten a cirugías nasales) otros ensayos clínicos estudian solamente el uso de enjuagues bucales. En Estados Unidos, un ensayo clínico en la Universidad de Augusta estudia la capacidad de los enjuagues bucales para reducir la cantidad de virus para ayudar a dentistas y médicos a establecer las mejores prácticas antes de examinar a pacientes. Otro ensayo clínico en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, examina el uso de varios enjuagues bucales para desactivar el coronavirus por hasta una hora después de su uso.
En un estudio publicado en junio, investigadores brasileños y estadounidenses concluyeron que algunos enjuagues bucales con ciertos componentes “produjeron reducciones sustanciales en la carga viral de SARS-CoV-2 en la saliva hasta 60 minutos después de enjuagarse”. Pero dijeron que “estos resultados requieren más estudios”.
La evidencia de Johnson
Johnson retuiteó la publicación de Heartland Signal, agregando información sobre un ensayo controlado aleatorio de investigadores franceses que determinó que los enjuagues bucales redujeron la carga viral en la saliva en pacientes asintomáticos o con síntomas leves de COVID-19. Los investigadores concluyeron que tras siete días de uso, los enjuagues bucales que contienen los componentes β-ciclodextrina y citrox “parecen proveer un modesto beneficio comparado al placebo en la reducción de carga viral en la saliva”.
El estudio, publicado en octubre por Clinical Microbiology and Infection, una revista científica europea, incluyó 176 participantes e involucró el uso de enjuagues bucales tres veces al día, durante siete días.
Pero esos componentes no están presentes en los enjuagues bucales más vendidos en Estados Unidos, incluyendo Listerine y Scope. “No son necesariamente comunes”, nos dijo Meyers. “Probablemente hay docenas y docenas de componentes diferentes que [los investigadores] creen que son componentes activos” que afectan al SARS-CoV-2, y muchos enjuagues bucales no se usan en EE. UU.
Meyers no conocía el estudio francés pero analizó brevemente las estadísticas por nosotros . “Es muy modesta”, dijo refiriéndose a la reducción viral.
Listerine tiene una página web que enumera varios estudios sobre enjuagues bucales y COVID-19. “Estamos al tanto de varios ensayos clínicos independientes en curso donde evalúan LISTERINE® en pacientes con COVID-19”, señala. “Sin embargo, las estadísticas disponibles actualmente no son suficientes para fundamentar la conclusión de que el uso del enjuague bucal LISTERINE® ayuda contra el virus COVID-19”.
En una declaración suministrada a FactCheck.org, Johnson dijo que le “estaba comunicando a mis votantes que estamos viendo un brote de casos de COVID-19 en Wisconsin, para tomarlo en serio y hacer todo lo que podamos para permanecer sanos. Mis palabras exactas: ‘Por cierto, quiero decirle a todos que he estado siguiendo las hospitalizaciones por COVID y, desafortunadamente, las muertes diarias desde el inicio de la pandemia. Estamos en pleno brote. Es un brote serio, así que tómenlo en serio’”. Luego mencionó las vitaminas D, C, el zinc y el enjuague bucal.
“No dije que tomar vitaminas, usar enjuague bucal, sea un reemplazo de la vacuna, si elige ponerse una. Hay numerosos estudios que dicen que los enjuagues bucales pueden reducir la carga viral”, dijo, señalando el estudio francés. “Incluso el Dr. Fauci dijo, ‘no me importaría recomendar, y yo lo hago, tomar suplementos de vitamina D’. Sigo asombrándome ante la resistencia a cualquier cosa que pueda reducir la gravedad de los síntomas de COVID-19”.
El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), ha dicho que es una buena idea, en términos generales, tomar vitamina D si tiene deficiencia, y en septiembre de 2020 dijo que la vitamina C también está “bien” si las personas quieren tomarla. Pero no se ha demostrado que ninguna vitamina ayude a tratar o prevenir el COVID-19.
Hemos explicado previamente que los científicos siguen estudiando la vitamina D. Y hay evidencia insuficiente para que los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) recomienden el uso o desuso de zinc o vitamina C para tratar el COVID-19. El uso a largo plazo de zinc puede ser perjudicial, y los NIH no recomiendan ingerir cantidades superiores a la cantidad diaria permitida fuera de los ensayos clínicos.
En cuanto a “por qué no” probar con enjuagues bucales, como dijo Johnson durante la asamblea municipal, Meyers dijo que él coincide. “No puede hacer daño”, nos dijo. Es “probablemente bueno para la higiene oral en general”. Él y su esposa, dijo, “ahora siempre hacen gárgaras”.
Traducido por Luis Alonso Lugo.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.