Compendio SciCheck
Las evidencias sobre la eficacia de las mascarillas para ayudar a controlar la propagación del nuevo coronavirus han aumentado desde el inicio de la pandemia. Pero un video en Facebook visto decenas de miles de veces incluye información falsa y engañosa para decirle al público que las mascarillas son “peligrosas” e “inefectivas”.
Historia completa
Un quiropráctico residenciado en el estado de Misuri, Estados Unidos, a quien las autoridades federales le han pedido que cese de difundir desinformación sobre tratamientos no verificados contra el COVID-19, está ahora diciendo erróneamente en Facebook que está demostrado que las mascarillas son “peligrosas” e “inefectivas”.
En un video transmitido en vivo por Facebook el 11 de febrero y visto más de 70.000 veces, Eric Nepute enumera 20 razones en contra de usar mascarillas, incluyendo que causan caries y “deformidades faciales”, y que incrementan las probabilidades de contraer el nuevo coronavirus que causa el COVID-19.
Pero muchos de los datos aportados por Nepute son falsos, engañosos o carecen de fundamento. Y un punto central, el que las mascarillas son “inefectivas”, es refutado por evidencias recientes.
Dos doctores adscritos a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), recientemente resumieron la creciente evidencia de que las mascarillas pueden ayudar a controlar la transmisión comunitaria del virus. En un artículo publicado por la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés), escribieron: “Estadísticas convincentes ahora demuestran que el uso de mascarillas en las comunidades es una efectiva intervención no farmacéutica para reducir la transmisión de la infección, especialmente para prevenir la propagación por personas infectadas, pero también como protección para quien las usa, al reducir su exposición a la infección”.
En lugar de citar investigaciones verosímiles sobre mascarillas, Nepute adaptó lo que había publicado en enero en la página web del Centre for Research on Globalization, con sede en Canadá. Ese sitio web ha publicado teorías de conspiración sobre los ataques terroristas perpetrados el 11 de septiembre del 2001 y otros temas; un reporte reciente del Departamento de Estado lo identificó como “una fuente constante de desinformación y propaganda anti-Estados Unidos y anti-Occidente” desde su creación en 2001.
Nepute ha diseminado previamente consejos absurdos, ganándose la atención de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés). La FTC le envió una carta en mayo advirtiéndole que estaba promocionando ilegalmente productos y servicios, incluyendo atención quiropráctica y terapia intravenosa de vitaminas, para tratar o prevenir el COVID-19. La carta lo exhortó a “suspender inmediatamente tales aseveraciones”.
Durante el video de 24 minutos que Nepute elaboró sobre mascarillas, invita reiteradamente al público a visitar su sitio web donde vende vitaminas mientras que presenta información falsa sobre mascarillas, y posteriormente, sobre vacunas contra el COVID-19 y otros temas.
A continuación rebatimos algunos de los puntos que menciona en el video.
Aseveración engañosa sobre caries
Nepute arranca diciendo: “Razón número 1, esto es increíble. Caries. No sabía esto hasta que empecé a investigar hace cerca de una semana. Los dentistas en Nueva York están reportando que la mitad de sus pacientes están sufriendo de deterioro dental a una tasa mayor en 2021 y 2020 a la que habían visto en años anteriores, debido a — y éste es el Dr. Rob Raimondi — él dijo a Fox News hace apenas una semana, que las personas están teniendo caries por usar mascarillas”.
La nota publicada por el Centre for Research on Globalization a la que se refiere Nepute es una entrevista que Raimondi, un dentista en Nueva York, concedió al New York Post en agosto, la cual fue reproducida en la página web de Fox News. Raimondi dijo al Post que estaba viendo pacientes con encías inflamadas y “caries en personas que nunca las habían tenido … cerca del 50% de nuestros pacientes están siendo afectados”.
Pero la Asociación Dental Estadounidense nos dijo en un comunicado que “a la fecha, no hemos visto evidencia alguna de un incremento en caries durante el último año o que el uso de mascarillas incide en el riesgo de sufrir caries”.
La Dra. Patricia Corby, decana adjunta de investigaciones en el departamento de medicina oral en la Universidad de Pensilvania, coincidió al decirnos en un correo electrónico que “no tiene lógica que usar mascarilla aumente las caries o las enfermedades periodontales. Tampoco se han realizado investigaciones para refutar eso”.
Lo que Raimondi y un colega dijeron al Post, específicamente, fue que el uso de cubrebocas puede aumentar la resequedad en la boca porque las personas tienden a respirar más por la boca cuando usan una mascarilla, lo cual puede producir acumulación de bacterias. Pero no recomendaron abandonar el uso de mascarillas.
Después de la entrevista, Raimondi escribió en Instagram “apoyamos totalmente el uso de mascarillas” y presentó recomendaciones para evitar la resequedad en la boca.
La Asociación Dental Estadounidense también nos dijo que “la respiración excesiva por la boca, usando mascarilla o no, puede aumentar la resequedad en la boca y eso incrementa el riesgo de caries. La saliva ayuda a mantener la boca húmeda y a remineralizar el esmalte de los dientes que ayuda a combatir las caries. Es mejor respirar por la nariz aunque se use la mascarilla. Otra manera efectiva de reducir el riesgo de caries es beber agua fluorada, la cual puede ayudar a prevenir la resequedad en la boca porque el flúor en el agua ayudará a prevenir las caries”.
Corby dijo que el COVID-19 pudo haber afectado la salud oral y dental de las personas de otra manera: la pandemia provocó el cierre de consultorios odontológicos en todo el planeta, a veces por completo. Cuando algunos reabrieron el ritmo fue lento y algunos pacientes tenían dudas sobre visitar al dentista.
Información falsa sobre ‘deformidades faciales’
“N.º 2: deformidades faciales. Colocar mascarillas a los niños provoca que respiren por la boca, lo cual está demostrado que causa adelgazamiento del rostro, adelgazamiento de la boca, paladar ojival, maloclusiones dentales… y la lista sigue”, Nepute le dice a sus espectadores. “Esto es según la revista de Odontología General. Ellos dicen que usted no debería usar una [mascarilla]”.
Nepute se refiere a General Dentistry, la revista de la Academia de Odontología General de Estados Unidos, la cual no se pronunció en contra de usar mascarillas. El informe al que Nepute hace referencia no examinó los tapabocas.
En cambio, el informe publicado en 2009 evaluó las consecuencias para los niños de respirar por la boca.
El Dr. Callan White, dentista y portavoz nacional de la Academia de Odontología General, nos dijo por teléfono que lo afirmado en el video requiere “saltar a varias conclusiones”. No hay evidencia científica de que los niños respiran solamente por la boca cuando usan mascarilla o de que lo hagan de manera tan prolongada como los niños que lo hacen de manera crónica, agregó White.
“Los niños que padecen estos desórdenes no pueden respirar nada por la nariz, o casi nada, de manera permanente. Ese desorden provoca las consecuencias más nocivas durante la noche cuando el niño duerme”, nos dijo en un correo electrónico. “Hay una diferencia sustancial en la frecuencia y la duración de ese hábito” de respirar por la boca debido al uso de mascarillas.
“Habiendo dicho eso, recuerde a los niños respirar por la nariz cuando usen mascarilla, asegúrese de que la mascarilla se ajuste al niño, retire la mascarilla cuando sea posible y limpie/desinfecte las mascarillas de tela frecuentemente (deseche los cubrebocas desechables tal como indican los fabricantes)”, agregó.
Información distorsionada sobre los riesgos
Nepute también dice de forma tendenciosa que los tapabocas están asociados a un “riesgo mayor de COVID-19”.
“¿Qué? Espere un minuto. Pensé que yo usaba mascarilla para detener la propagación del COVID-19. Igual que cuando me dijeron que obtendría una vacuna para detener la propagación, eso tampoco es cierto”, dice. (Abordaremos sus distorsiones factuales sobre las vacunas más adelante). Luego cita a “autoridades sanitarias en Ontario” para afirmar que “el uso colectivo de mascarillas puede estar asociado con el … aumento (del riesgo) teórico de COVID-19”.
Esa es una referencia a un documento emitido en septiembre por la secretaría de Sanidad de Ontario (PHO, por sus siglas en inglés), el cual compartía la información que ese organismo poseía entonces sobre el uso de tapabocas para controlar la propagación del coronavirus, incluyendo los beneficios, que Nepute no menciona.
En cambio, Nepute se concentra en un segmento del documento que dice: “el uso colectivo de mascarillas podría asociarse a un aumento del riesgo teórico de COVID-19 a raíz de una disminución en la distancia física entre las personas y el riesgo de autocontagio”.
Pero son riesgos teóricos que pueden ser mitigados si se adoptan otras medidas simultáneas al uso de cubrebocas.
El primer riesgo teórico es que las personas que usan mascarillas no mantengan una distancia física respecto a otras personas. Pero es por eso que las autoridades sanitarias mantienen la recomendación de usar mascarillas además de, y no en lugar de, mantener una distancia de 6 pies (2 metros) de los demás.
Y el segundo riesgo teórico mencionado por Nepute es la posibilidad de que alguien se auto contagie, “se refiere a la evidencia que muestra la frecuencia del comportamiento de tocarse el rostro en líneas generales”, nos dijo en un correo electrónico la secretaría de Sanidad de Ontario.
El ente indicó que “el punto sobre el ‘aumento del riesgo teórico’ ha sido descontextualizado”.
“Si el exterior de una mascarilla está contaminado, habría un riesgo teórico de que al tocar la mascarilla y luego tocar el rostro se podría producir una exposición al virus … la mitigación es lavarse las manos con frecuencia”, nos dijo esa agencia. “PHO continúa monitoreando y revisando la evidencia reciente sobre mascarillas no médicas y el COVID-19”.
PHO agregó que el documento citado señala en su primera página que “la evidencia muestra que el uso colectivo de mascarillas es probablemente beneficioso como método de control y las políticas de uso obligatorio de mascarillas han sido asociadas con una reducción de nuevos casos de COVID-19 comparado a regiones sin esas políticas”.
Información falsa sobre neumonía bacteriana
“La neumonía bacteriana está en aumento”, dice Nepute. “Hemos visto mucho de eso en nuestros consultorios. Hemos visto tantas infecciones bacterianas respiratorias que no es divertido, especialmente en niños”.
Y agrega: “Durante una conferencia de prensa en Oklahoma, el Dr. James Meehan de hecho testificó sobre reportes provenientes de todos sus colegas, en todo el mundo, según los cuales hay un incremento de neumonía bacteriana”.
Nepute se refiere a un oftalmólogo que en agosto se pronunció contra la obligatoriedad de usar mascarilla en Tulsa, Oklahoma. Meehan aseveró (en el minuto 4:40) que “reportes provenientes de mis colegas alrededor del planeta sugieren que la neumonía bacteriana está en aumento”. Luego agregó que “personas sin entrenamiento están usando mascarillas médicas de forma reiterada, de una manera que no preserva la esterilización”.
Es cierto que los expertos no recomiendan reusar mascarillas médicas diseñadas para un solo uso.
Pero no encontramos indicios de que los casos de neumonía bacteriana estén en aumento o de que las mascarillas estén provocando esa tendencia. Y los expertos ya han refutado varias versiones de esa hipótesis.
Por ejemplo, la Dra. Catharine Paules, una profesora auxiliar de la Universidad Estatal de Pensilvania especializada en enfermedades infecciosas, ha dicho que “no hay estadísticas” para alegar que las mascarillas retienen bacterias y hongos y vuelven a las personas más vulnerables de neumonía bacteriana o fúngica.
Y nuestros colegas en Reuters desmintieron un rumor falso en septiembre según el cual los usuarios de mascarillas “llegaban a las unidades de cuidados intensivos con cepas de neumonía resistentes a los antibióticos debido a que inhalaban organismos patógenos que se deberían exhalar”.
Nepute asevera equivocadamente que “por cierto, esa fue la causa número uno de muertes durante la pandemia de influenza de 1918. No el virus, sino las infecciones bacterianas. Estas mascarillas están causando esto”.
Ese comentario también es falso.
En 2008, investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (incluyendo a su director, el Dr. Anthony Fauci) publicaron un estudio que concluyó que la mayoría de las muertes ocurridas durante la pandemia de 1918 probablemente fueron causadas por neumonía bacteriana secundaria después de contraer la influenza.
“La neumonía fue provocada cuando la bacteria que normalmente habita en la nariz y la garganta invade los pulmones a través de una vía creada cuando el virus destruye las células que unen los tubos bronquiales y los pulmones”, dijeron los Institutos Nacionales de Salud en un comunicado que explicaba el estudio.
Así que sugerir que la influenza no estuvo involucrada en esas muertes es errado. Además, el estudio no hizo mención alguna a las mascarillas.
Evaluar el impacto de la vitamina D
Tras intentar desacreditar a las mascarillas y sugerir erróneamente que las vacunas son inefectivas, Nepute pregunta “¿por qué usted no está haciendo las cosas que sí funcionan?” y se dedica a hablar sobre la vitamina D. Luego promociona un “paquete patriota” de vitaminas que incluye la vitamina D3 y el zinc.
Nepute muestra una nota publicada por la página web Healthline en octubre, cuyo título dice “Nuevo estudio concluyó que 80% de pacientes con COVID-19 tenían deficiencias de vitamina D”.
“Por eso usted debe tomar vitamina D cada día”, sostiene. “Este es el estudio tal vez número 100 que muestra que la vitamina D ayuda con esto”.
Nepute exagera.
Nosotros abordamos este punto hace varios meses y explicamos que, si bien la vitamina D puede ser útil con el COVID-19, aún no hay suficiente evidencia científica para saber si puede tratar o prevenir la enfermedad. Hay investigaciones en curso.
Expertos sanitarios recomiendan recibir vitamina D suficiente como parte de un estilo de vida saludable. Las personas reciben la mayoría de la vitamina D exponiendo su piel al sol.
La nota de Healthline cita un estudio publicado en octubre por la revista de la Sociedad de Endocrinología que evaluó los niveles de vitamina D en 216 pacientes hospitalizados con COVID-19. La investigación concluyó que los pacientes hospitalizados tenían niveles inferiores de vitamina D comparados con un grupo de la población general, aunque no identificó relación alguna entre los niveles inferiores de vitamina D y la enfermedad más severa en estos pacientes.
El estudio sugiere una hipótesis pero no demuestra que la vitamina D fuese un factor para que esos pacientes se enfermaran o que la ingesta de vitamina D complementaria habría ayudado, ya que no fue un ensayo controlado aleatorio.
Información sobre vacunas y pruebas
Nepute vuelve al tema de las vacunas contra el COVID-19, preguntándose: “¿Qué quiere decir usted cuando dice que funcionan? ¿Efectivas en qué? No paran la propagación del virus. Usted entiende eso, ¿verdad?”
La función principal de las vacunas es evitar que quienes contraigan el nuevo coronavirus caigan gravemente enfermos con la enfermedad COVID-19. En ese aspecto, son muy efectivas. Para más información, lea nuestra nota de SciCheck “Preguntas y respuestas sobre las vacunas para COVID-19”.
En cuanto a la afirmación de Nepute de que las vacunas no detendrán la propagación del virus, como hemos explicado previamente, actualmente no está claro cuánto limitan la propagación las vacunas. Pero es muy probable que ayuden a detener la propagación de alguna manera: Los expertos dicen que con otras vacunas, una persona vacunada, aún si está infectada con el virus, frecuentemente comparte menos carga viral y por lo tanto es menos contagiosa.
Nepute también muestra a sus espectadores varios ítems en el Sistema para Reportar Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS por sus siglas en inglés) manejado por los CDC y dice: “aquí está lo que pasó: a esta persona le hicieron esto, fue la vacuna Pfizer, murieron. Esta persona tenía dolor abdominal, era de riesgo mortal”.
Pero como hemos explicado previamente, cualquier persona puede aportar información al VAERS a través de un cuestionario en línea y la información no es verificada. No hay evidencia de que vacunas autorizadas contra el COVID-19 estén enfermando a personas a gran escala. Muchos tienen dolor en los brazos o síntomas gripales temporales que son usuales después de una vacunación, pero los efectos adversos serios son inusuales, según los CDC.
Los CDC explican que los informes sobre muertes tras vacunaciones reportados al VAERS “no necesariamente significan que la vacuna causara la muerte” y que “es necesario hacer seguimiento a cualquier reporte de muerte para solicitar información adicional y entender mejor qué ocurrió y determinar si la muerte fue causada por la vacuna o si no tuvo relación”.
Agrega: “Hasta la fecha, VAERS no ha detectado patrones en causas de muerte que indiquen un problema de seguridad con las vacunas contra el COVID-19”.
Aproximadamente al minuto 20 de su video, Nepute también asegura que los casos de COVID-19 han disminuido “porque ya cambiaron las pruebas de descarte”.
“Eso ocurrió el día en que se instaló el nuevo gobierno (del presidente Joe Biden). La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo ‘detengan las pruebas PCR, comiencen a aplicar pruebas de anticuerpos”, dice.
Eso es falso. Como hemos explicado previamente, el documento emitido el 20 de enero por la OMS fue un memorándum a laboratoristas de todo el planeta sobre el uso correcto de las pruebas PRC. La información se distorsionó en las redes sociales, y sitios web de dudosa reputación afirmaron equivocadamente que el documento imponía un cambio fundamental en los protocolos para realizar pruebas.
Traducido por Luis Alonso Lugo.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.