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SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

Médico de Idaho hace declaraciones infundadas sobre seguridad de vacunas contra el COVID-19


This article is available in both English and Español

Compendio SciCheck

Un video viral muestra a un médico formulando comentarios engañosos sobre vacunas y tratamientos contra el COVID-19 durante una conferencia organizada por la vicegobernadora de Idaho. El doctor Ryan Cole asegura que las vacunas de ARNm causan cáncer y enfermedades autoinmunes, pero el autor principal del estudio en que Cole fundamenta sus comentarios nos dijo que no existen evidencias de que las vacunas de ARNm causen esas dolencias.


Historia completa

Actualización, 27 de agosto, 2021: El 23 de agosto la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech, la cual estaba previamente autorizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para el uso de emergencia, recibió aprobación completa por parte de la agencia, para personas mayores de 16 años de edad.

Actualización, 10 de febrero, 2022: El 31 de enero, la vacuna contra el COVID-19 de Moderna recibió aprobación completa de la FDA para personas de 18 años de edad y más.

Más de 565.000 personas han muerto de COVID-19 en Estados Unidos, pero ya hay dos vacunas de ARNm efectivas disponibles. Algunos tratamientos para ciertos pacientes, tales como quienes están hospitalizados o reciben oxígeno, también han sido aprobados o autorizados por las agencias federales y continúan siendo evaluados.

Desde que la pandemia empezó, sin embargo, mensajes politizados que circulan en redes sociales han mostrado a doctores, algunos luciendo la prestigiosa bata blanca de médico, difundiendo datos cuestionables sobre vacunas y tratamientos contra el COVID-19. El ejemplo más reciente de este fenómeno de desinformación es el doctor Ryan Cole, propietario de un laboratorio médico en Idaho.

En un video que ha sido visto más de un millón de veces, Cole formula una variedad de comentarios, algunos de los cuales hemos abordado antes.

El video fue grabado mientras Cole intervenía en una conferencia el 4 de marzo organizada por la vicegobernadora de Idaho, la republicana Janice McGeachin, y fue publicado por una organización libertaria llamada Idaho Freedom Foundation (Fundación por la Libertad de Idaho).

McGeachin fue reseñada por esa organización en octubre, posando con una biblia y un arma en un video en el que condenaba las medidas sanitarias relacionadas a la pandemia y en el que pedía a los espectadores firmar una declaración según la cual “cualquier orden impartida en el futuro será ignorada”.

Cole dijo en una entrevista con FactCheck.org que él “no está afiliado con ningún partido, grupo u organización política”. Según la secretaría de estado de Idaho, Cole milita en el Partido Republicano.

En el video del 4 de marzo, Cole sugiere que las agencias federales han actuado con negligencia, cuestiona las vacunas y promete tratamientos milagrosos.

Abordaremos sus cuatro enunciados principales.

  • Aunque no existe evidencia para afirmarlo, Cole sugiere que algunas de las vacunas contra el COVID-19 pueden causar cáncer o enfermedades autoinmunes.
  • Cole sugiere, de nuevo sin evidencia, que el gobierno federal retuvo un tratamiento contra el COVID-19 con la finalidad de “vender” una vacuna.
  • A pesar de que los estudios no han demostrado que la ivermectina sea efectiva para tratar el COVID-19, Cole afirma que las agencias federales “han restringido este medicamento salvador de vidas”.
  • Cole dice que las autoridades sanitarias deberían exhortar al público a tomar suplementos de vitamina D, en lugar de usar mascarillas o guardar distancia física de otros. 

Seguridad de las vacunas

Dos de las vacunas disponibles en Estados Unidos contra el COVID-19 usan ARN mensajero, o ARNm, para enseñarle al sistema inmune de quien la recibe a  producir anticuerpos que luchen contra el virus que causa el COVID-19. (Vea artículos SciCheck sobre esas vacunas: “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Moderna“ y “Una guía a la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech”).

A pesar de que estas son las primeras vacunas con tecnología de ARNm autorizadas en Estados Unidos, los científicos han estado desarrollando y probando las vacunas de ARNm durante años, inclusive en ensayos clínicos con humanos. Sin embargo, es común ver información falsa avivando los temores sobre esta nueva tecnología en internet.

Las declaraciones de Cole se suman esa información errónea, al decir que “ensayos clínicos de ARNm en mamíferos han producido extraños tipos de cáncer. Ensayos clínicos de ARNm en mamíferos han producido enfermedades autoinmunes, no inmediatamente sino seis, nueve, 12 meses después”.

Al pedirle sustento para esas afirmaciones, Cole nos remitió a un estudio publicado en 2018 por la revista Nature Reviews Drug Discovery que abordaba ensayos clínicos y estudios de varias vacunas de ARNm anteriores.

Pero el estudio no apoya ese enunciado.

Norbert Pardi, profesor de medicina e investigador asistente en la Universidad de Pensilvania y el autor principal del estudio, nos dijo en un correo electrónico que “ninguna publicación demuestra que las vacunas de ARNm causan cáncer o enfermedades autoinmunes”.

El estudio de 19 páginas escrito por Pardi incluye una referencia a enfermedades autoinmunes, la misma que Cole nos mencionó.

El estudio señala: “Un problema posible es que algunas de las vacunas con base de ARNm induzcan respuestas potentes de interferón tipo I, la cual está asociada no solamente con inflamación sino también posiblemente con autoinmunidad. Por lo tanto, la identificación de individuos con un riesgo mayor de reacciones autoinmunes antes de la vacunación con ARNm puede permitir la adopción de precauciones razonables”.

Pardi explicó que él y otros investigadores incluyeron ese fragmento porque deseaban subrayar algunos riesgos potenciales y enfatizó que “ninguna evidencia científica ha confirmado que estos riesgos son reales”.

También vale la pena subrayar que el estudio se realizó dos años antes de la pandemia del COVID-19, así que no incluye información alguna sobre las vacunas contra el COVID-19.

En resumen, “no hay evidencia científica que demuestre que las vacunas de ARNm causen enfermedades autoimmunes”, dijo Pardi. “Se han realizado numerosos ensayos clínicos con vacunas de ARNm durante los últimos 10 años y ninguno determinó que las vacunas de ARNm causen enfermedades autoinmunes. Además, no estamos al tanto de ningún estudio en el que una enfermedad autoinmune aparezca muchos meses después de la vacunación, como sugiere erróneamente el doctor Cole”.

Asimismo, el doctor Roger Shapiro, profesor asociado de inmunología y enfermedades infecciosas en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, nos dijo en un correo electrónico que desconocía cualquier estudio que validara la afirmación de Cole de que las vacunas sean cancerígenas.

“No hay nada en la ciencia de las vacunas de ARNm que sugiera carcinogenicidad, y han sido probadas en humanos para otras enfermedades antes del COVID-19”, dijo Shapiro. “El ARNm se disuelve rápidamente en el cuerpo y probablemente no dura el tiempo suficiente para actuar como carcinógeno”.

“Sobre la autoinmunidad”, dijo, “esto es siempre una preocupación con cualquier producto médico, pero no hay evidencia hasta la fecha para sugerir eso, y no parece más probable que con otras vacunas. El ARNm se produce todo el tiempo en nuestros cuerpos y distribuirlo a través de una inyección no debería ser diferente”.

El doctor Dean Winslow, un médico de enfermedades infecciosas en Stanford Health Care, coincidió con los otros expertos con los que hablamos. Winslow describió los comentarios de Cole sobre el cáncer como “alarmismo” y durante una entrevista telefónica dijo que “simplemente no hay base científica para (decir) eso”.

“Estamos hablando sobre fragmentos muy pequeños del ARN mensajero que no duran nada”, dijo al subrayar que las vacunas de ARNm han estado en uso por casi seis meses y han sido “vacunas muy bien toleradas y muy seguras”.

Winslow entiende la preocupación de algunas personas ante la posibilidad de que el ARNm de la vacuna pueda permanecer en sus cuerpos y modificar sus genes de alguna manera o causar efectos de largo plazo. Por lo que enfatizó que las vacunas tienen fragmentos pequeños de ARN, que llevan información sobre el virus que causa el COVID-19, los cuales sobreviven apenas brevemente.

De igual manera, Pardi nos dijo que “las vacunas de ARNm contra el COVID-19 mRNA no alteran nuestro ADN y se degradan rápidamente, por lo que no promueven la formación de cáncer”.

Tratamientos y vacunas pueden ser aprobados a la vez

Cole también sugiere en el video que el gobierno federal contuvo un tratamiento para el COVID-19 para “vender” una vacuna. (Abordaremos sus comentarios sobre el supuesto tratamiento en la sección siguiente).

“Si hay un tratamiento para una enfermedad, el gobierno federal no puede aprobar una vacuna por ley”, dijo Cole erradamente, sugiriendo que las agencias federales estaban retrasando el acceso a un tratamiento contra el COVID-19 para lucrar con las vacunas.

“Así que, los NIH, que, usted sabe, están involucrados en la aprobación de medicinas, ellos poseen la patente de la ‘vacuna’ con Moderna”, dijo Cole, refiriéndose a los Institutos Nacionales de Salud, una agencia que no aprueba medicinas. “Si el zorro no es el que está cuidando a las gallinas aquí, entonces no sé quién. También es una locura tener al gobierno involucrado con una empresa privada que vende un producto que le quieren dar a todo mundo”.

Hay varios problemas con esas afirmaciones.

Primero, no existe una ley que prohiba vacunas si hay tratamientos disponibles para una enfermedad específica, dijo Jorge Contreras, profesor en la Escuela de Derecho de la Universidad de Utah que se especializa en propiedad industrial y genética. “¿Por qué habría tal ley?”, dijo.

Claramente no existe tal ley, dijo Contreras, dado que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autoriza una vacuna contra la influenza cada año aun cuando Tamiflu, una medicina antiviral empleada para tratar la influenza, ha estado disponible desde que la FDA la aprobó en 1999.

“Es cierto que muchas enfermedades contra las que nos vacunamos no tienen cura conocida”, dijo y agregó que así ocurre frecuentemente con las enfermedades virales porque son más difíciles de tratar. 

“Pero ese no es un requisito legal. Es una realidad científica”, dijo.

En cuanto al comentario de Cole sobre los NIH, esa agencia conduce y financia investigación. No aprueba medicinas, equipos médicos o vacunas, esa es responsabilidad de la FDA.

Los NIH sí colaboraron con Moderna en el desarrollo de su vacuna contra el COVID-19. Tal como hemos explicado, investigadores gubernamentales habían estado trabajando previamente con científicos de Moderna en una vacuna contra el MERS, otra enfermedad causada por un coronavirus. El equipo logró aplicar ese conocimiento al diseño de una vacuna contra el COVID-19.

Debido a que los NIH realizan investigaciones, también solicitan y reciben patentes, muchas de las cuales licencian a empresas farmacéuticas. Por lo que es de esperar, dijo Contreras, que se generen patentes de los NIH a partir de la investigación en vacunas de ARNm. El uso de esas patentes por parte de empresas farmacéuticas también es previsible, agregó Contreras. De igual manera, científicos adscritos a laboratorios financiados por el gobierno a veces comparten crédito en patentes con científicos pertenecientes a laboratorios privados. Eso también es normal, dijo.

Contreras explicó que los NIH suelen licenciar sus patentes a empresas por dos razones. La primera es que los NIH se financian con dinero de los contribuyentes y pueden recuperar parte de su inversión en investigación compartiendo el uso de sus descubrimientos. La segunda es que los ensayos clínicos requeridos para sacar al mercado una medicina o una vacuna son riesgosos y costosos, por lo que, en teoría, colocar sus hallazgos al alcance de empresas puede animar al sector privado a asumir riesgos y crear productos.

Cole distorsiona la relación entre los NIH y los fabricantes de vacunas cuando dice que se trata de un “conflicto de interés” tener al “gobierno federal involucrado con una empresa de vacunas”.

De hecho, es normal que empresas farmacéuticas usen patentes pertenecientes al gobierno.

Y Cole está equivocado cuando dice que las agencias federales “no quieren que una terapia funcione para que puedan vender su vacuna”.

Nada prohibiría el uso de vacunas si hubiese un tratamiento efectivo para el COVID-19.

Información insuficiente sobre ivermectina

Ni la Organización Mundial de la Salud ni los Institutos Nacionales de Salud han recomendado el uso de ivermectina, una popular medicina antiparasitaria, para tratar el COVID-19.

Merck, la empresa farmacéutica que produce ivermectina, ha afirmado que “no hay base científica para un potencial efecto terapéutico contra el COVID-19 según estudios preclínicos; ni evidencia sustancial de actividad clínica o eficacia clínica en pacientes con la enfermedad del COVID-19, y; una preocupante ausencia de estadísticas sobre seguridad en la mayoría de los estudios”.

Pero Cole afirma en el video que la ivermectina es un “tratamiento” para el COVID-19.

Cole sugiere que las agencias federales han limitado su uso para poder lucrar con las vacunas, como explicamos previamente.

“Estamos en un área rural, un área de caballos, usted sabe, se la da a sus perros, sus gatos, sus caballos”, dijo Cole en el video al dirigirse a una audiencia en Idaho.

La ivermectina se usa para desparasitar animales, pero el uso en humanos puede ser peligroso. Si bien Cole tal vez solamente subrayaba la ubicuidad de la medicina, la FDA ha dicho que pacientes han sido hospitalizados tras ingerir ivermectina destinada para caballos, a medida que aumenta el interés en esa medicina como tratamiento del COVID-19.

La ivermectina sí tiene propiedades antivirales, pero la FDA no la ha aprobado para tratar infecciones virales. Y se están estudiando sus propiedades respecto al COVID-19, según la OMS y los NIH.

“El uso de ivermectina para tratar el COVID-19 aún está en evaluación en ensayos clínicos, pero hasta el presente no hay evidencia suficiente para apoyar su uso”, dijo Shapiro, el profesor de Harvard. “Entiendo que la dosis inhibitoria necesaria para que funcione es extremadamente alta y tomar suficiente para suprimir el virus pudiera provocar otros problemas”.

Los ensayos clínicos hasta ahora “no mostraron beneficio o perjuicio para la enfermedad, algunos mostraron un lapso más breve para la resolución de la enfermedad o la limpieza viral, y algunos sí mostraron un posible beneficio de mortalidad; pero hubo problemas con la mayoría de estos ensayos clínicos, incluyendo muestras muy pequeñas y distintas maneras de medir los resultados y otros sesgos posibles”, indicó.

Winslow, de Stanford, advirtió que “ha habido muchas declaraciones de curas milagrosas” durante la pandemia y dijo que para saber cuán útil sería la ivermectina para tratar el COVID-19 se necesitarían estudios más rigurosos.

“La ivermectina realmente es una droga maravillosa para enfermedades parasitarias, pero sospecho que será como con la hidroxicloroquina”.

La hidroxicloroquina es una droga antimalárica que el expresidente Donald Trump describió como un tratamiento para el COVID-19, aunque estudios hallaron que no es un tratamiento efectivo y que puede causar efectos secundarios severos en algunos pacientes, tal como lo explicamos previamente.

El problema con drogas como la ivermectina y la hidroxicloroquina, promovidas por tener propiedades antivirales de amplio espectro, es que la cantidad de inhibidor requerida para matar al virus también enferma a las células del portador, dijo Winslow.

Incluso versiones potentes, como remdesivir, al cual Winslow se refirió como el “patrón oro” de terapias virales específicas en tratamientos contra el COVID-19, solamente aceleran el periodo de recuperación pero no reducen sustancialmente la tasa de mortalidad del COVID-19. Remdesivir es la única droga aprobada por la FDA para tratar el COVID-19; la aprobación es para pacientes que requieren hospitalización.

Así que el enunciado de Cole de que “hay sangre en las manos de los burócratas en Washington que han suprimido esta medicina salvadora de vidas” es infundada. No se ha demostrado la efectividad de la ivermectina.

Efecto sobrestimado de la vitamina D

Otro de los puntos que Cole enfatizó en el video, es el papel que la vitamina D pudiera tener en la lucha contra el COVID-19.

“Si usted no suplementa con vitamina D durante el invierno, su sistema inmune está debilitado. La mayoría de las aseguradoras en Idaho y los estados del norte no pagan un examen de vitamina D, desafortunadamente”, dijo Cole, cuyo laboratorio ofrece varios exámenes de vitamina D.

Tras demeritar directrices sanitarias que recomiendan permanecer a una distancia de seis pies (dos metros) y usar mascarillas para impedir la propagación del virus, Cole dijo “¿Cuál debería ser el mensaje sanitario número uno, dos y tres? Vitamina D, vitamina D, vitamina D”.

Es cierto que la vitamina D, más comúnmente asociada con la salud ósea, juega un papel en el sistema inmune. Pero eso no significa que sea una panacea contra el COVID-19, tal como hemos explicado previamente.

Si bien mucha investigación básica apunta a que la vitamina D juega un papel en el sistema inmune, es menos claro si esos mecanismos son aplicables en los procedimientos clínicos y en qué medida beneficiarían a pacientes de COVID-19, como hemos escrito. Estudios para determinar si la vitamina D puede tratar o prevenir enfermedades infecciosas han sido inconsistentes.

Un artículo reciente de NPR analizó las investigaciones sobre la vitamina D con respecto al COVID-19 durante el último año y concluyó lo mismo. También subrayó que algunos estudios han mostrado que niveles bajos de vitamina D están asociados con un mayor riesgo de contraer COVID-19 o con enfermarse gravemente.

“Si bien estos estudios crearon expectativas entre algunos investigadores, otros están escépticos y notan que la mayoría de éstos son estudios observacionales, no el patrón oro de  ensayos controlados y aleatorios”, señala el reportaje.

“La mayoría de la evidencia disponible solamente muestra asociación, no causalidad, e incluso esos resultados están mezclados”, dijo a NPR Walter Willett, profesor de nutrición y epidemiología de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard.

El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, dijo durante una entrevista que concedió en septiembre por Instagram Live que para aquellas personas con deficiencia de vitamina D “no hay problema en recomendar, y yo lo hago, tomar suplementos de vitamina D”. Pero como hemos explicado antes, no se deben ingerir dosis excesivas.

Traducido por Luis Alonso Lugo.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.