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Compendio SciCheck
Las vacunas contra el COVID-19 han sido objeto de estudios revisados por pares que encontraron que son efectivas y seguras, pero un meme que ha estado circulando en las redes sociales afirma erróneamente que no se han realizado este tipo de estudios.
Todas las vacunas autorizadas y aprobadas son efectivas en prevenir el COVID-19 grave.
Las vacunas eran altamente efectivas en prevenir la enfermedad con síntomas en las formas anteriores del coronavirus. Por ejemplo, ensayos clínicos para las vacunas de ARNm de Pfizer/BioNTech y de Moderna y para la con base proteica de Novavax, encontraron que cada una reducía el riesgo de enfermarse en más de 90%.
Estudios posteriores han demostrado que las vacunas son efectivas en condiciones reales. Sin embargo, a las vacunas no les ha idotan bien contra las variantes de ómicron y son mucho menos efectivas en prevenir infecciones o enfermedades moderadas. Pero las vacunas siguen siendo buenas en prevenir hospitalizaciones o muertes, particularmente si las personas se mantienen al día en la vacunación.
A partir de septiembre de 2023, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó o autorizó las vacunas actualizadas 2023-2024 que apuntan contra las últimas variantes prevalentes de ómicron. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomienda estas vacunas para todos los mayores de 6 meses de edad. Para más información sobre estas vacunas, lea nuestro artículo “Preguntas y respuestas sobre las vacunas contra el COVID-19 actualizadas”.
Más de 500 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 han sido administradas en Estados Unidos y solo han aparecido unos pocos, e infrecuentes, problemas de seguridad. La gran mayoría de personas tiene efectos secundarios menores y temporales, tales como dolor en el lugar del pinchazo, cansancio, dolor de cabeza o dolor muscular, o ninguno de ellos. Como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han dicho, estas vacunas “se han sometido y continuarán siendo sometidas al monitoreo de seguridad más intensivo de la historia de EE. UU.”
Un pequeño número de reacciones alérgicas graves conocidas como anafilaxia, la cual puede suceder con cualquier vacuna, hanocurrido con las vacunas contra el COVID-19 autorizadas y aprobadas. Afortunadamente, estas reacciones son escasas, comúnmente ocurren a minutos de la inoculación y pueden ser tratadas. Aproximadamente 5 por millón de personas vacunadas sufren de anafilaxia tras recibir una vacuna contra el COVID-19, segúnlos CDC.
Para asegurarse de que las reacciones alérgicas graves puedan identificarse y tratarse, todas las personas que reciben una vacuna deben permanecer en observación por 15 minutos después de recibir la inyección. Y las personas que hayan experimentado anafilaxia o hayan tenido algún tipo de reacción alérgica inmediata a cualquier vacuna o inyección en el pasado. deben ser monitoreadas durante media hora. Las personas que hayan tenido una reacción alérgica grave a una dosis anterior o a uno de los ingredientesde lavacuna no deben vacunarse. Además, aquellos que no deberían recibir un tipo de vacuna contra el COVID-19 deben ser monitoreados durante 30 minutos después de recibir un tipo diferente de vacuna.
La evidencia indica que las vacunas de ARNm de Pfizer/BioNTech y de Moderna pueden infrecuentemente causar una inflamación al músculo cardíaco (miocarditis) o de la capa exterior que recubre el corazón (pericarditis), especialmente en hombres adolescentes o adultos jóvenes.
De acuerdo a datos recogidos hasta agosto de 2021, las tasas de notificación de cualquiera de las afecciones en EE. UU. son más altas en hombres de 16 a 17 años después de la segunda dosis (105,9 casos por millón de dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech), seguidos por varones de 12 a 15 años de edad (70,7 casos por millón). La tasa para hombres de entre 18 y 24 años fue de 52,4 casos y 56,3 casos por millón de dosis de las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, respectivamente.
Funcionarios de la salud han enfatizado que la miocarditis y pericarditis en conexión con las vacunas ocurren con muy poca frecuencia y que los beneficios de la vacunación aún superan los riesgos. Evidencia temprana sugiere que estos casos de miocarditis son menos graves que los comúnmente vistos. Los CDC también dijeron que la mayoría de los pacientes que recibieron atención “respondieron bien al tratamiento con medicamentos y al reposo y mejoraron rápidamente”.
La vacuna de Johnson & Johnson ha sido relacionada con un mayor riesgo a una condición infrecuente de coágulos sanguíneos con niveles bajos de plaquetas, principalmente en mujeres de entre 30 y 49 años de edad. Síntomas tempranos de la condición, conocida como síndrome de trombosis-trombocitopenia (TTS, por sus siglas en inglés) pueden aparecer incluso a tres semanas de la vacunación e incluyengraves o persistentes dolores de cabeza o visión borrosa, hinchazón de piernas, y “moretones que se producen fácilmente o pequeños puntos de acumulación de sangre debajo de la piel que se extienden desde la zona de la inyección”.
Según los CDC, el TTS ha ocurrido en alrededor de 4 personas por cada millón de dosis administradas. Hasta principios de abril, se habían confirmado 60 casos del síndrome, incluyendo nueve muertes, luego de más de 18,6 millones de dosis administradas de la vacuna de Johnson & Johnson. Aunque el TTS sigue siendo raro, debido a la disponibilidad de vacunas de ARNm que no muestran vínculo con este serio efecto secundario, el 5 de mayo la FDA limitó el uso autorizado de la vacuna de J&J a adultos que o no pudieron recibir ninguna de las otras vacunas contra el COVID-19 autorizadas o aprobadas por razones médicas o de acceso, o solo quisieron la vacuna de J&J para protegerse de la enfermedad. Varios meses antes, el 16 de diciembre de 2021, los CDC habían comenzado a recomendar las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna, por sobre las de J&J.
La vacuna de J&J también se ha relacionado con un mayor riesgo de síndrome de Guillain-Barré, un trastorno raro en el que el sistema inmunitario ataca a las células nerviosas. La mayoría de las personas que desarrollan el síndrome se recuperan por completo, aunque algunas el daño es permanente en los nervios y la afección puede ser fatal.
Los datos de vigilancia de seguridad sugieren que en comparación con las vacunas de ARNm, que no se han relacionado con el síndrome, la vacuna de J&J está asociada con 15,5 casos adicionales de GBS, como se conoce al síndrome por sus siglas en inglés, por millón de dosis de la vacuna en las tres semanas posteriores a la vacunación. La mayoría de los casos notificados después de la vacunación con J&J han ocurrido en hombres mayores de 50 años de edad.
Los ensayos clínicos de las tres vacunas contra el COVID-19 disponibles en Estados Unidos incluyeron decenasde milesde participantes y han sido sujetos a estudios con revisión de pares.
Pero un meme que circula en las redes sociales divulga falsamente que eso no es así.
El meme incluye este titular: “Cosas que NO se ofrecen al recibir la vacuna del Covid”. Y luego una lista que incluye “estudios clínicos revisados por pares probando su seguridad y eficacia” y “responsabilidad legal si algo sale mal”.
Es fácil demostrar que la primera acusación es falsa. La publicación New England Journal of Medicine, cuyos estudios son revisados por pares, ha publicado estudios que encontraron que las vacunas de Moderna, Pfizer/BioNTech y Johnson & Johnson son efectivas y seguras. La NEJM es la revista de medicina general publicada en forma continua más antigua del mundo y es una de las revistas más frecuentemente citadas.
Cabe mencionar también que más de 290 millones de vacunas han sido administradas a través del país y hasta ahora solo se han registrado escasos casos de reacciones adversas graves, incluyendo la anafilaxia, una reacción alérgica grave sufrida por 2 a 5 pacientes por millón.
También ha habido 32 casos de un tipo muy poco común pero grave de coágulos de sangre (especialmente en mujeres menores de 50 años de edad) entre los 10 millones de personas que han recibido la vacuna de J&J. Según los CDC, tras la revisión de esos casos “no se estableció una relación causal” pero “hay informes recientes que indican la posibilidad de una relación causal entre la vacuna contra el COVID-19 de J&J/Janssen y una reacción adversa grave y poco frecuente —coágulos sanguíneos con bajo conteo de plaquetas— que ha causado muertes”. Hasta el 7 de mayo, tres casos fatales se habían vinculado a esa condición, según los CDC.
Respecto a la segunda acusación, es cierto que las compañías que fabrican las vacunas están ampliamente resguardadas de responsabilidades. Pero eso no quiere decir que no haya ningún recurso para aquellos que, en raras circunstancias, puedan sufrir daños.
La ley de Preparación Pública ante Emergencias de 2005, o ley PREP por sus siglas en inglés, proporciona protección legal a las compañías que producen drogas u otros productos que ayuden a responder ante una pandemia. Eso es lo que cubre a las vacunas contra el COVID-19.
Un informe reciente del Servicio de Investigación del Congreso explicó: “En la ley PREP, el Congreso hizo el razonamiento de que, en el contexto de una emergencia de salud pública, era necesario exentar a ciertas personas y entidades de responsabilidades para asegurar que potenciales medidas capaces de salvar vidas se desarrollaran, distribuyeran y administraran de manera eficiente”.
Como hemos explicado previamente, la protección legal es amplia, pero no se extiende a casos de muerte o a una lesión física grave que resulte de una mala conducta intencional.
Y, de importancia, hay un sistema llamado Programa de compensación por daños causados por contramedidas (CICP, por sus siglas en inglés) que provee compensación para aquellos que sufren daños por las vacunas, incluyendo las contra el COVID-19, y otros productos.
El CICP le entrega beneficios a individuos, o a sus herederos, “que sufren de una lesión física grave cubierta, como resultado directo de la administración o uso de contramedidas cubiertas”, incluyendo las vacunas contra el COVID-19, según el sitio web del programa.
El portavoz de la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA, por sus siglas en inglés) David Bowman nos dijo anteriormente que las personas tienen un año para presentar un reclamo, el cual es revisado por personal médico para determinar si el individuo sufrió una lesión cubierta. La decisión, dijo, está basada en “evidencia científica y médica, convincente, confiable y válida ”.
Desde su creación en 2010, dijo Bowman, el programa CICP ha pagado un total de 5,7 millones de dólares para un total de 39 reclamos.
La mayoría de las vacunas, aquellas no relacionadas a la pandemia, están cubiertas por el Programa Nacional de Compensación por Lesiones causadas por Vacunas, o VICP por sus siglas en inglés, el cual tiene un fondo disponible para aquellos que puedan haber sufrido raras lesiones relacionadas con las vacunas.
El VICP fue creado luego de que, en la década de 1980, demandas contra los fabricantes de vacunas y proveedores de cuidado de salud amenazaron con causar una escasez de vacunas y con reducir los índices de vacunación, según la HRSA, la cual administra el programa. El programa comenzó a aceptar solicitudes de compensación en 1988 y, desde entonces, ha recibido más de 24.084. De ellas, “19.784 solicitudes han sido adjudicadas, con 8.028 de ellas calificadas como compensables, mientras 11.756 fueron rechazadas. La compensación total pagada durante la existencia del programa es de aproximadamente 4.500 millones de dólares”, según un reciente informe de la HRSA.
Desde 2006 a 2019, más de 4.000 millones de dosis de vacunas cubiertas fueron administradas y 5.755 personas fueron compensadas, es decir aproximadamente una persona compensada por cada millón de vacunaciones, según el informe.
“Recibir compensación por una solicitud no significa necesariamente que las vacunas causaron la lesión referida”, el informe añadió. “De hecho, cerca del 60 por ciento de todas las compensaciones entregadas por el VICP son un resultado de acuerdos negociados entre las partes en los cuales HHS no ha concluido, basado en la revisión de pruebas, que las vacunas mencionadas hayan causado la lesión mencionada”.
Traducido por Catalina Jaramillo.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre nuestras decisiones editoriales, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.