Compendio SciCheck
Merck y Pfizer están desarrollando nuevos medicamentos antivirales orales que podrían prevenir o tratar el COVID-19. Las píldoras son muy diferentes del medicamento antiparasitario ivermectina, contrariamente a las afirmaciones en la red de que son “sospechosamente parecidas” o de que las empresas están “reenvasando” la ivermectina como estrategia para incrementar sus beneficios.
Historia completa
Durante la pandemia del COVID-19 no ha habido una pastilla oral fácil de tomar que pueda prevenir o tratar la infección del SARS-CoV-2, el coronavirus que causa el COVID-19. Sin embargo, las compañías farmacéuticas han estado investigando y probando nuevos fármacos, y en las últimas semanas tanto Merck como Pfizer anunciaron hitos en su desarrollo.
El 27 de septiembre, Pfizer anunció que estaba poniendo en marcha la última fase de un ensayo clínico para evaluar si su antiviral oral para el COVID-19, en combinación con otro medicamento, puede prevenir infecciones del coronavirus. Denominado PF-07321332, el medicamento experimental es un inhibidor de la proteasa que bloquea una enzima clave que el virus SARS-CoV-2 necesita para replicarse.
La compañía ya había comenzado el ensayo clínico de fase 2/3 en julio y agosto, para probar si la combinación de medicamentos funcionaba como tratamiento en personas con infecciones confirmadas.
El 1 de octubre, Merck y Ridgeback Biotherapeutics anunciaron los resultados provisionales positivos de la fase 3 del ensayo de su antiviral contra el COVID-19. Según un comunicado de prensa, la píldora, nombrada molnupiravir en honor al martillo de Thor, redujo el riesgo de hospitalización y de muerte en personas con COVID-19 de leve a moderado en aproximadamente un 50% cuando se administró durante los primeros cincos días del inicio de síntomas.
Si bien los resultados no han sido publicados ni revisados por otros científicos, estos fueron lo suficientemente convincentes como para que el Comité de Monitoreo de Datos independiente del ensayo recomendara la suspensión temprana del reclutamiento para el estudio. El 11 de octubre las empresas anunciaron que ya habían presentado su solicitud para la autorización de uso de emergencia de la píldora a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés). La agencia dijo que convocará a un comité asesor el 30 de noviembre para discutir la solicitud.
El molnupiravir es un análogo de nucleósido, un fármaco que altera la replicación viral engañando al virus para que utilice el medicamento procesado como uno de los componentes básicos de su código genético. Es una especie de truco molecular que lleva al virus a incorporar tantos errores durante su replicación que este ya no puede sobrevivir y propagarse. Esto es lo que se conoce como “catástrofe de error viral” que utiliza un mecanismo llamado “mutagénesis letal” [la tasa de mutaciones supera el umbral de supervivencia del virus].
Aunque ambos medicamentos son nuevos, al darse a conocer estos progresos hay personas en las redes sociales difundiendo la falsa noción de que las píldoras son iguales o “sospechosamente similares” a la ivermectina -un medicamento antiparasitario que no ha demostrado ser eficaz contra el COVID-19- porque, alegan, las empresas farmacéuticas quieren aumentar sus beneficios. (Para más información sobre la ivermectina consulte el artículo de SciCheck “Ensayos clínicos en curso decidirán si la ivermectina es (o no) segura y eficaz contra el COVID-19”).
“Entre otras noticias, Pfizer está probando la ivermectina bajo el nuevo nombre PF-07321332 para ayudar con el Covid. Lo han hecho para que este medicamento sea más caro que la ivermectina, a pesar de que son el mismo medicamento”, escribió un usuario de Twitter al compartir un artículo de Reuters sobre el ensayo de prevención del COVID-19 de Pfizer.
Aunque el mismo autor del tuit dice que es sarcástico, una captura de pantalla de su mensaje fue compartida en Instagram con la afirmación falsa que Pfizer en realidad “estaba intentando hacer ingeniería inversa de una versión de la ivermectina que no pueda llamarse ivermectina legalmente”.
Algunas iteraciones de este argumento plantean incorrectamente que el medicamento de Pfizer se “basa en” la ivermectina y que los dos son esencialmente lo mismo porque ambos son inhibidores de la proteasa, algo que no se ha establecido y que si fuera cierto no significa que los medicamentos sean similares, como explicaremos a continuación.
“El nuevo antiviral oral de Pfizer es un inhibidor de la proteasa igual que la ivermectina”, dice una publicación en Instagram compartida por la representante estatal de Idaho Tammy Nichols. “Literalmente están reenvasando la ivermectina para venderla a las masas con un nuevo nombre”.
Esa publicación usa el término “Pfizermectina”, que puede haberse originado en el sitio web conservador de corte satírico Babylon Bee, el cual a principios de septiembre publicó en YouTube un anuncio en forma de parodia sobre el medicamento.
Muchas de estas publicaciones en las redes sociales, incluyendo un segmento en InfoWars de Alex Jones, comparten directamente o toman elementos de artículos publicados en ZeroHedge, una fuente recurrente de información errónea.
La supuesta conexión, según un estudio científico publicado por varios científicos indios en marzo que usa modelos computacionales, es que la ivermectina podría actuar como inhibidor de la proteasa, entre otros mecanismos potenciales. Esta supuesta conexión se da por hecho en unas publicaciones en las redes sociales con un gráfico que yuxtapone un comunicado de prensa de Pfizer y el resumen del estudio indio.
Sin embargo, el estudio no muestra que la ivermectina actúa como un inhibidor de la proteasa contra el SARS-CoV-2 mediante algún tipo de experimento biológico; sólo plantea la posibilidad basándose en simulaciones por ordenador.
Hasta el momento los resultados de diversas investigaciones no apoyan el uso de la ivermectina para tratar el COVID-19, aunque se están realizando ensayos clínicos para determinarlo con certeza. Pero si el medicamento funciona probablemente no sea a través de la inhibición de la proteasa u otro mecanismo antiviral, ya que la dosis necesaria para ver efectos antivirales en el laboratorio es mucho más alta que la cantidad recetada a humanos.
Se han hecho afirmaciones similares sobre el molnupiravir de Merck, que tras un acuerdo con el gobierno de EE. UU. costará alrededor de $700 por cada tratamiento oral si es autorizado.
“¡Parece que Merck está reenvasando la ‘medicina para caballos’ y haciéndola mucho más cara! Será el ‘nuevo’ tratamiento en forma de píldora contra el C.”, dice una publicación en Facebook refiriéndose a la ivermectina. “Mi intuición es que cambiaron un poco la fórmula para reinventar la marca y patentarla”.
La FDA ha advertido a las personas que no se automediquen con formulaciones de ivermectina para el ganado, que son más fáciles de acceder. Están altamente concentradas y también pueden incluir otros ingredientes que no han sido probados en personas. La agencia tiene conocimiento de múltiples casos de individuos que consumieron estos productos para tratar o evitar una infección del coronavirus y tuvieron que ser hospitalizados.
Los nuevos antivirales no se parecen nada a la ivermectina
Ninguno de los fármacos bajo investigación son ivermectina, ni son particularmente similares, lo cual es obvio al comparar las fórmulas y estructuras químicas de los compuestos.
Mientras que la ivermectina sólo está compuesta por tres tipos de átomos (carbono, hidrógeno y oxígeno), el fármaco de Pfizer también contiene cloro, nitrógeno y azufre, y el fármaco de Merck también contiene nitrógeno y su peso molecular es menos de la mitad que el de la ivermectina. Además, estos medicamentos no se parecen estructuralmente.
“El inhibidor de la proteasa 3CL de Pfizer no se parece en nada a la ivermectina”, nos dijo en un correo electrónico el Dr. David Boulware, especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de Minnesota.
La ivermectina, que Merck vende con el nombre comercial Stromectol, está aprobada por la FDA para tratar condiciones parasitarias en humanos: las lombrices intestinales y la ceguera de los ríos. El medicamento, que ha existido durante décadas, funciona al activar ciertos receptores en las células de los parásitos, lo que los mata.
La ivermectina fue identificada como un posible medicamento contra el COVID-19 porque unos investigadores australianos descubrieron que inhibe la replicación del SARS-CoV-2 en células cultivadas en laboratorio. Dado que es barata y en formulaciones humanas ya se usa de manera segura contra parásitos, sería ideal si pudiera reutilizarse como tratamiento del COVID-19.
Sin embargo, muchos medicamentos pueden mostrar efectos antivirales en una placa de Petri en el laboratorio, pero resultan inútiles como medicamentos. Y de hecho, la ivermectina ha demostrado repetidamente que puede actuar contra una variedad de virus en células cultivadas, pero no ha funcionado con éxito como tratamiento de ninguna enfermedad viral.
Se han propuesto varios mecanismos sobre cómo la ivermectina limita la replicación del coronavirus en células en el laboratorio, pero la inhibición de la proteasa, como afirman algunas publicaciones en las redes sociales, generalmente no es uno de ellos.
Con frecuencia, los científicos, incluidos los australianos que publicaron por primera vez sobre el medicamento, citan la capacidad potencial del medicamento de evitar que una proteína huésped importe proteínas virales al núcleo o, menos frecuentemente, de interferir con la capacidad del SARS-CoV-2 de usar su proteína de la espícula para entrar en las células humanas.
Pero hay estudios que también han demostrado que la concentración de la ivermectina que inhibe el coronavirus en un laboratorio es mucho más alta que la que se usa en humanos, por lo que es poco probable que el medicamento, si ofrece algún beneficio a los pacientes con COVID-19, funcione como un antiviral. Esta es una diferencia muy marcada con los medicamentos de Merck y Pfizer.
“Si bien podríamos debatir el mecanismo exacto de la ivermectina, la mayor diferencia es que el inhibidor de la proteasa de pfizer inhibe el coronavirus en concentraciones que son viables en el cuerpo humano”, dijo Boulware, quien es investigador en un ensayo clínico en la Universidad de Minnesota que evalúa la ivermectina como tratamiento ambulatorio del COVID-19. “En los experimentos iniciales en laboratorios, la ivermectina requería de 50 a 100 veces más concentración que la viable en humanos”.
Un estudio de hámsteres infectados con el coronavirus y tratados con ivermectina no mostró una reducción en la carga viral de los animales, pero podían oler mejor, según se midió en una prueba de búsqueda de alimentos, y hubo un efecto positivo en la respuesta inflamatoria. Boulware dijo que los resultados podrían sugerir un posible beneficio, pero no para que la ivermectina se use como antiviral.
Como resultado, no hay pruebas para afirmar que los medicamentos de Pfizer o de Merck son, de alguna manera, similares a la ivermectina.
Pfizer también niega que haya alguna conexión. “El inhibidor de proteasa de Pfizer no es similar al de un medicamento animal y no es el mismo mecanismo”, dijo un portavoz de la compañía en un correo electrónico. En este señaló que existen inhibidores de proteasa para una variedad de virus, incluidos el VIH y el virus de la hepatitis C.
La compañía dice que su medicamento es el “primer inhibidor de la proteasa administrado por vía oral, investigado específicamente para el coronavirus, que será evaluado en estudios clínicos”, y fue creado en paralelo con su inhibidor de la proteasa del COVID-19 intravenoso experimental. Este medicamento, que también está siendo examinado, es una versión optimizada de un compuesto que la compañía identificó previamente en 2003, cuando buscaba medicamentos que pudieran funcionar contra el primer coronavirus del SARS.
Merck no respondió a nuestra solicitud de obtener declaraciones. Pero el molnupiravir fue inventado en la empresa biotecnológica sin fines de lucro de la Universidad de Emory, Drug Innovation Ventures at Emory, y empezó siendo un posible tratamiento para personas infectadas con el virus de la encefalitis equina venezolana, antes de mostrar actividad contra múltiples coronavirus además de la influenza en 2015.
En marzo de 2020 unos investigadores descubrieron que también podía combatir el SARS-CoV-2 en células humanas en cultivo y se concedió la licencia a Ridgeback Biotherapeutics para realizar estudios clínicos. Posteriormente, esa empresa se asoció con Merck.
Las consideraciones sobre el precio de los medicamentos son válidas, pero la noción de que los nuevos antivirales experimentales de Pfizer y Merck reconvierten o se basan en versiones de la ivermectina para generar mayores beneficios es completamente falsa.
Vale la pena señalar que incluso si uno o ambos medicamentos son efectivos y su uso es autorizado contra el COVID-19, seguirá siendo útil vacunarse, ya que la vacunación es la forma más barata y mejor de prevenir enfermedades graves. Si es necesario, los medicamentos pueden usarse para obtener resultados aún mejores.
Traducido por Elena de la Cruz.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.