Compendio SciCheck
Los Síndromes de Muerte Súbita por Arritmia o SADS (por sus siglas en inglés) han sido estudiados durante décadas y son causados por problemas cardíacos genéticos. Pero publicaciones en redes sociales sugieren, sin pruebas, que los SADS están relacionados con las vacunas contra el COVID-19.
Historia completa
Comentaristas antivacunas y políticos conservadores han compartido una noticia publicada por un medio sensacionalista sobre una afección médica que no tiene nada que ver con las vacunas contra el COVID-19. Pero están sugiriendo infundadamente que hay una conexión.
El titular del artículo en la publicación británica Daily Mail del 8 de junio decía: “Jóvenes sanos están muriendo repentina e inesperadamente de un síndrome misterioso, mientras los médicos buscan respuestas a través de un nuevo registro nacional”.
Primero hay que aclarar algunos puntos que explicaremos con más detalle a continuación:
- El artículo era sobre los Síndromes de Muerte Súbita por Arritmia, o SADS, que no son nuevos.
- Se refería incorrectamente al SADS como “Síndrome de Muerte Súbita en Adultos”.
- Afirmaba que había un “nuevo registro nacional” de casos de SADS en Australia, pero el programa de seguimiento al que se refería fue establecido en un estado australiano y comenzó en 2019.
El artículo no mencionaba a las vacunas. Pero Candace Owens, una comentarista conservadora que ha manifestado su oposición a las vacunas contra el COVID-19, compartió el artículo con sus 5,4 millones de seguidores en Facebook con un comentario que decía: “Solo quiero declarar públicamente que mis hijos no están y seguirán no estando vacunados y que realmente desearía que mis padres hubieran tomado otras decisiones por mí”. A continuación, escribió: “En otras noticias, ¿han leído sobre cómo hay adultos jóvenes muriendo repentinamente y para los médicos es un completo misterio el por qué está sucediendo?”.
Mindy Robinson, otra comentarista conservadora quien a menudo difunde afirmaciones dudosas sobre las vacunas contra el COVID-19, también publicó la noticia en Facebook. Escribió: “Los jóvenes están cayendo muertos y muriendo mientras duermen sin ‘ninguna razón’, según los ‘expertos’, tal como hemos dicho que lo han estado haciendo desde la implementación de esa inyección experimental (que no se puede mencionar por su nombre negativamente en Facebook)”.
Robinson, que actualmente se postula para la asamblea estatal de Nevada por el partido Libertario, probablemente se refería a la política de Facebook que busca frenar la desinformación en torno a las vacunas y a su colaboración con verificadores de información que escriben sobre y corrigen afirmaciones falsas y engañosas.
Asimismo, el representante del estado de Indiana, John Jacob, que ganó su asiento en 2020 y ha criticado los mandatos de vacunación contra el COVID-19, compartió un enlace a la noticia y enfatizó el titular. Su publicación preguntaba: “¿Por el calentamiento global? ¿Qué cree usted?” Los comentarios a la publicación de Jacob incluían docenas de variaciones de “vacuna contra el Covid”.
Similarmente, otros mensajes insinuadores se han difundido en las redes sociales en varios idiomas, incluyendo afirmaciones hechas en sueco, holandés y polaco.
Los SADS son causados por enfermedades genéticas
No hay relación entre los SADS y las vacunas contra el COVID-19, según los expertos que consultamos.
Los SADS son causados por una de varias condiciones genéticas que alteran el ritmo cardíaco y pueden provocar la muerte súbita en personas jóvenes que parecen estar sanas.
Dado que las afecciones son genéticas, una de las principales señales de advertencia de los SADS es un historial familiar de muerte súbita e inexplicable antes de los 40 años, según la Fundación SADS, con sede en Utah.
La fundación calcula que en EE. UU. se producen 4.000 muertes anuales atribuibles a estos síndromes.
Refiriéndose a dos afecciones cardíacas específicas que pueden causar los SADS, el Dr. Michael J. Ackerman, profesor en la Facultad de Medicina de la Clínica Mayo y presidente de la junta directiva de la Fundación SADS, dijo en una declaración proporcionada por la fundación a FactCheck.org: “No hay una sola indicación de un aumento de casos de LQTS o casos de CPTV entre los pacientes diagnosticados y tratados que han sido vacunados [contra el COVID-19]”.
El síndrome de QT largo, o SQTL (por sus siglas en inglés), es la afección causante de los SADS más común, según la organización británica sin ánimo de lucro que aboga por los pacientes con SADS, Cardiac Risk in the Young. Las estimaciones varían, pero está presente en entre 1 de cada 2.000 y 1 de cada 5.000 personas y se caracteriza por un intervalo más largo de lo normal entre las ondas Q y T en un electrocardiograma, lo que revela una actividad eléctrica anormal en el corazón. La CPVT, las siglas en inglés de taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica, es menos frecuente y se estima que se produce en 1 de cada 10.000 personas, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés). La taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica se caracteriza por un ritmo cardíaco excesivamente rápido provocado por actividad física o estrés emocional.
“Transcurridos más de dos años de pandemia, no ha habido ningún indicio de un aumento de muertes por estas afecciones en los principales centros del mundo”, dijo Ackerman.
De manera más general, la Fundación SADS dijo en una declaración a FactCheck.org: “No hay pruebas que sugieran que alguna de las vacunas disponibles contra el Covid-19 causen el desarrollo de afecciones de los SADS en personas, o que hagan que las afecciones de los SADS sean más severas en estas personas”.
Asimismo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) no han detectado ninguna relación entre las vacunas contra el COVID-19 y los SADS.
“Hasta la fecha, los CDC no han detectado patrones inusuales o imprevistos de los SADS después de la inmunización que indiquen que las vacunas contra el COVID-19 están causando o contribuyendo a esta afección”, nos dijo en un correo electrónico el Dr. John Su, funcionario médico en la Oficina de Seguridad de Vacunas de los CDC.
“Los CDC continúan recomendando que todas las personas que cumplen los requisitos se vacunen”, dijo.
La Fundación SADS también recomienda que las personas con afecciones relacionadas con los SADS se vacunen contra el COVID-19.
Registro australiano creado en 2019
En cuanto al artículo del Daily Mail que desencadenó las aseveraciones en las redes sociales, “la información tenía algunos errores”, nos dijo en un correo electrónico la doctora Elizabeth Paratz, a la que se hizo referencia en el artículo, pero que no fue contactada para obtener sus comentarios.
Aunque tanto la noticia como el titular afirmaron que Australia tenía un “nuevo registro nacional” para dar seguimiento a los SADS, no es así. El proyecto se inició en 2019 en el estado australiano de Victoria.
Paratz, una cardióloga que actualmente investiga el paro cardíaco repentino, nos dijo que el registro se inició “en respuesta al reconocimiento de lo que llamamos paro cardiaco repentino ‘no determinado’ o ‘inexplicable’ en Australia, y que a veces se denomina en el extranjero como síndromes de muerte súbita por arritmia, en realidad es la causa más común de muerte cardíaca súbita en jóvenes. Esto es reconocido desde hace muchos años”.
En una revisión realizada en 2020 de registros similares, Paratz y sus colegas descubrieron que había 15 registros de muerte súbita cardíaca en todo el mundo, incluido el de Victoria.
Según Paratz, no se ha producido ningún aumento de los SADS desde que las vacunas contra el COVID-19 empezaron a estar ampliamente disponibles en 2021.
Lo que es más, dijo, “no hay indicios de que ninguna vacuna, incluidas las del COVID-19, esté implicada en casos de SADS”.
Paratz también señaló que, aunque el Daily Mail se refirió a los SADS como “síndrome de muerte súbita en adultos”, la “A” en realidad se refiere a arritmia, no a adultos.
Y citó estudios sobre los SADS que se remontan a 2004, diciendo: “Como se puede ver, la muerte súbita cardíaca no determinada/SADS ha sido un serio problema de salud pública reconocido durante décadas”.
De hecho, un estudio británico en 2007 analizó 56 casos de SADS de finales de los años 90 y el primer caso documentado de LQTS se remonta a 1856 en Alemania.
Por lo tanto, el artículo en el que se basan las provocadoras publicaciones en las redes sociales es erróneo, y no hay pruebas de que los casos de SADS aumentaron desde que las vacunas contra el COVID-19 están disponibles, o de que las vacunas puedan causar los SADS.
Traducido por Elena de la Cruz.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.