Compendio SciCheck
Los hospitales en Estados Unidos han observado un fuerte aumento de infecciones por el virus respiratorio sincitial en niños. Los expertos dicen que lo más probable es que el aumento se deba a una brecha inmunitaria creada por la falta de exposición al virus en el último par de años. No hay pruebas de que las vacunas pediátricas contra el COVID-19 sean la causa, como falsamente afirman publicaciones virales.
Historia completa
Hospitales pediátricos a través de Estados Unidos informan estar a máxima capacidad debido a una intensa y temprana ola de infecciones por virus respiratorio sincitial. El VRS o RSV, por sus siglas en inglés, es un virus respiratorio común que normalmente causa síntomas leves similares a los de una gripe, pero que puede ser peligroso para algunas personas, especialmente personas mayores, bebés y niños pequeños.
A fines de octubre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) informaron que sus sistemas de vigilancia mostraban un aumento en detecciones de VRS y en visitas a la sala de emergencia u hospitalizaciones relacionadas con el virus en varias zonas del país, con algunas regiones acercándose a los niveles máximos estacionales, que generalmente ocurren entre fines de diciembre y mediados de febrero. Cada año, entre 58.000 y 80.000 niños menores de 5 años de edad son hospitalizados debido a una infección por VRS, según la agencia.
“Hay años malos de VRS y años menos malos de VRS”, dijo en una entrevista el doctor Paul A. Offit, experto en vacunas y pediatra del Hospital de Niños de Filadelfia. “Este es el peor año de VRS que hemos visto en nuestro hospital”.
Muchos expertos creen que el aumento en VRS se debe principalmente a la reducción general de inmunidad al virus en la población como resultado de las precauciones tomadas durante la pandemia, tales como el distanciamiento físico. Offit dijo que las restricciones establecidas en 2020 para evitar la propagación del COVID-19, prácticamente eliminaron otros virus respiratorios, creando una “brecha inmunitaria”.
Dado que menos personas han estado expuestas al virus recientemente, menos personas han desarrollado inmunidad contra él y más personas son susceptibles de enfermarse. Esto incluye a bebés muy pequeños, que tienen un alto riesgo de contraer VRS y podrían estar protegidos por anticuerpos de la madre que se traspasan en el útero, así como niños un poco mayores que puede que nunca hayan estado expuestos al virus. Ahora, con menos personas usando mascarillas o aislándose cuando están enfermas, el virus respiratorio sincitial y otros virus respiratorios se propagan más libremente. Ya que un mayor número de personas ahora se enfermará, más personas también se enfermarán gravemente.
El virus respiratorio sincitial, que normalmente infecta a casi todos los niños antes de que cumplan dos años, es altamente contagioso y se propaga cuando una persona infectada tose o estornuda cerca de otras personas o a través de superficies contaminadas. Las personas con VRS suelen ser contagiosas por entre tres y ocho días, pero algunos bebés y personas con su sistema inmunitario comprometido pueden propagar el virus por hasta cuatro semanas.
Quienes se oponen a las vacunas sugieren incorrectamente en internet que el número inusualmente alto de infecciones es causado por las vacunas pediátricas contra el COVID-19.
Un usuario de Instagram, que compartió el pantallazo de un tuit que vincula el aumento de VRS con las vacunas pediátricas contra el COVID-19, escribió: “¡¿Nos sorprende?! Sus preciadas vacunas que están salvando tantas vidas 🙄 están causando mayores índices de VRS… QUÉ SORPRESA amo la $ciencia”.
“Son las vacunas, según sus propios datos de los ensayos”, dice otra publicación en Instagram que comparte este titular de una publicación en Substack publicado el 29 de octubre: “Pruebas sugieren que las vacunas contra el COVID son responsables por altísimo número de casos de VRS a través de EE. UU. y Canadá”.
Del Bigtree, quien lidera el grupo antivacunas Informed Consent Action Network, descartó el argumento sobre la brecha inmunitaria en su programa de conversación en línea el 1 de noviembre. En cambio, incorrectamente sugirió que la explicación más “obvia” para este aumento en casos de VRS en niños es la vacuna pediátrica contra el COVID-19.
“Muestra lo desesperados que están por proteger la vacuna, porque la vacuna debiera ser la más obvia”, dijo cuando le presentaron la explicación de la brecha inmunitaria. “¿Por qué repentinamente tenemos brotes de VRS más altos que cualquiera que hayamos visto? ¿Podría ser por esa vacuna que sabemos que debilita el sistema inmunitario y que mostró en 28 días un aumento en VRS?”, dijo.
Como hemos informado, no hay pruebas de que las vacunas contra el COVID-19 debiliten el sistema inmunitario en general, y estas aumentan la inmunidad contra el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. Esta no es la primera vez que Bigtree o su grupo, ICAN, divulga información errónea sobre las vacunas. ICAN recientemente publicó un análisis engañoso sobre los datos de seguridad de las vacunas contra el COVID-19, como informamos.
“No hay pruebas que indiquen que la vacunación contra el COVID-19 pueda causar una infección por virus respiratorio sincitial (VRS)”, Kate Grusich, una representante de los CDC, nos dijo en un correo electrónico.
Los CDC también señalaron que la vacunación contra el COVID-19 en los niños más pequeños permanece baja: menos del 8% de los niños menores de 5 años de edad han recibido al menos una dosis, una cobertura que “no da cuenta del aumento en los casos de VRS que hemos visto a nivel nacional”.
“Además, los niños menores de seis meses de edad, que siempre han tenido el mayor riesgo de enfermedad grave y hospitalización asociada al VRS, continúan teniendo los índices más altos de hospitalización por VRS entre todos los grupos de edad (Panel Interactivo RSV-NET | CDC) y este grupo todavía no es elegible para recibir una vacuna contra el COVID-19”, escribió Grusich.
No hay asociación causal entre VRS y vacunas contra el COVID-19
La especulación de Bigtree proviene de casos de VRS informados tras la vacunación en los ensayos clínicos de las vacunas pediátricas de ARNm contra el COVID-19. Tanto Moderna como Pfizer/BioNTech informaron de unos pocos casos de VRS en los grupos de vacuna y placebo 28 días después de la vacunación, con un número un poco mayor en el grupo de la vacuna. Ambas compañías y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) descartaron cualquier asociación causal.
Moderna encontró que en el grupo de 6 a 23 meses de edad, 0,8% de los bebés que recibieron la vacuna informaron VRS, comparado con 0,5% en el grupo de placebo. En el grupo de entre 2 y 5 años de edad, 0,4% notificaron una infección por VRS en el grupo de la vacuna y menos del 0,1% en el grupo de placebo; y en el grupo de entre 6 y 11 años de edad, 3,9% reportaron VRS en el grupo de la vacuna y 2,5% en el de placebo.
“Todos los eventos fueron evaluados como no relacionados con la vacuna del estudio por los investigadores. La FDA concuerda con la evaluación de los investigadores que es poco probable que exista una asociación causal entre la ocurrencia de estos eventos y la vacuna en estudio. No se observaron diferencias en los grupos de ARNm-1273 y placebo en infecciones respiratorias específicas en grupos de mayor edad, y no existe un mecanismo biológico claro que pudiera explicar una asociación causal para ciertas infecciones respiratorias, pero no para otras,” dice el documento de la FDA.
“En general, la frecuencia y curso clínico de estos eventos no parecen inusuales, dado el grupo de edad de la población pediátrica del estudio y la temporada (otoño-invierno) en que se desarrolló el estudio, y la diferencia observada podría deberse al azar. También es posible que el desbalance observado se deba a un sesgo no apreciado asociado con las diferencias entre los grupos de tratamiento en cómo evitaron el riesgo de infecciones virales en general, comportamientos relacionados con la búsqueda de salud o la evaluación clínica de sospechas de enfermedades virales”, continua el documento.
En el ensayo clínico de Pfizer/BioNTech, cinco participantes de entre 6 y 23 meses de edad informaron bronquiolitis por VRS en el grupo de la vacuna, en comparación con tres que informaron bronquiolitis o bronquiolitis por VRS en el grupo de placebo. Tanto Pfizer como la FDA determinaron que estos eventos no tenían relación con la vacuna.
Un representante de Pfizer nos dijo que no existe un mecanismo posible que explique una asociación causal entre los casos de VRS y las vacunas pediátricas contra el COVID-19.
“La vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech no contiene ninguna parte de un virus vivo, ya sea de SARS-CoV-2 o de VRS. La vacuna pediátrica no causa COVID-19 ni VRS. También es importante señalar que son virus respiratorios completamente distintos,” dijo en un correo electrónico el representante de la compañía.
Sin embargo, la publicación de ICAN que exige “RESPUESTAS DE LOS CDC SOBRE EL AUMENTO EN LA TASA DE VRS” se sigue divulgando. El grupo envío una carta a la directora de los CDC, Rochelle Walensky, pidiéndole a la agencia compartir el porcentaje de niños con casos de VRS que han recibido una vacuna contra el COVID-19.
El abogado de ICAN, Siri Aaron, no contestó a una solicitud de comentarios.
Explicación de la brecha inmunitaria
El Dr. Clarence Buddy Creech, profesor de pediatría en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt y director del Programa de Investigación de Vacunas de Vanderbilt, nos dijo que no hay pruebas que apoyen las sugerencias de ICAN.
“Simplemente no hay indicios de que recibir una vacuna contra el COVID-19 cambie la forma en que uno responde al VRS,” nos dijo en un correo electrónico.
“Las diferencias entre el grupo de vacuna y el de placebo” fueron “muy pequeñas para el VRS”, nos dijo. Y agregó que las personas también deben tener en cuenta que las infecciones virales son diagnosticadas más frecuentemente en los ensayos clínicos que en el mundo real porque hay una monitoreo intenso.
Creech dijo que él y otros piensan que el aumento en VRS “se debe principalmente a una relativa falta de inmunidad en los niños pequeños, ya que la carga del VRS y la influenza ha sido notablemente menor durante la pandemia (posiblemente debido al uso de mascarillas, la distancia física, el cierre de escuelas y el mantener a los niños enfermos en casa)”.
Esto no significa que tomar precauciones durante la pandemia haya sido una mala idea, ni tampoco que la gente debiera buscar infectarse. El concepto de “brecha inmunitaria”, que a veces también se denomina como “deuda inmunitaria”, no debe confundirse con la idea infundada de que reducir la exposición a virus como el VRS daña el sistema inmunitario de un individuo. Pero es esperable que haya aumentos repentinos de infecciones virales cuando la inmunidad a esos virus baja en la población.
De hecho, el aumento actual no es una sorpresa para expertos que han observado una disrupción en la circulación de virus estacionales. Un estudio publicado en Nature Communications en mayo mostró “un cambio importante en la epidemiología del VRS en Australia” luego de que surgiera el virus que causa el COVID-19, con “brotes de gran escala” fuera de temporada en 2020-2021.
“No hubo un aumento típico de hospitalizaciones relacionadas con el VRS entre niños en el invierno en 2020”, escribió un grupo de expertos en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado e investigadores del departamento de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Princeton en un comentario publicado en The Lancet en julio.
“A medida que las intervenciones no farmacéuticas se relajaron, brotes interestacionales de VRS comenzaron la siguiente primavera, con olas de enfermedad afectando a niños mayores de la edad media típica de infecciones respiratorias asociadas al VRS en niños”, continuaron. Intervenciones no farmacéuticas son acciones que la gente puede tomar para prevenir la propagación de un virus, como el distanciamiento físico.
La falta de exposición a virus endémicos creó una brecha inmunitaria, explicaron los investigadores, en la cual “un grupo de individuos susceptibles evitaron la infección y, por lo tanto, ahora carecen de la inmunidad para el patógeno específico que los podría proteger contra una futura infección”. Las irrupciones de la pandemia en el sistema de salud también resultaron en menos vacunaciones infantiles, argumentaron.
“El efecto acumulativo de nuevos grupos de recién nacidos susceptibles, la disminución de la inmunidad con el tiempo debido a una menor exposición a virus endémicos comunes, y el retraso en las tasas de vacunación en algunos entornos ampliaron esa brecha inmunitaria y aumentaron el potencial de futuros brotes de virus endémicos”, escribieron.
El grupo advirtió a los hospitales estar preparados para “mayores brotes, fuera de temporada, entre niños mayores y con presentaciones atípicas”.
“Sabíamos que era inevitable que estas enfermedades regresaran”, le dijo a CNN Kevin Messacar, uno de los investigadores, refiriéndose al VRS y otras enfermedades respiratorias causadas por virus endémicos.
No existe una vacuna contra el VRS aún, pero varias candidatas están en desarrollo. Pfizer anunció recientemente que su vacuna contra el VRS mostró resultados prometedores y que buscará la aprobación de la FDA a fines de este año.
Traducido por Catalina Jaramillo.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.