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Las vacunas contra la influenza estacional son recomendadas porque ayudan a prevenir enfermedades y muertes. El Dr. Robert Malone sugirió incorrectamente que en EE. UU. se administran dosis anuales solo para mantener la fabricación de vacunas en caso de una pandemia de influenza.
Historia completa
Desde la temporada 2010-2011, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que todas las personas mayores de 6 meses de edad se vacunen anualmente contra la gripe, salvo raras excepciones. Esto se basa en la prueba de que la vacunación puede evitar que las personas contraigan la gripe y reducir la gravedad de la infección si alguien se enferma.
En las últimas 10 temporadas de gripe anteriores a la pandemia del COVID-19, los CDC calculan que, en promedio, la vacunación ha evitado más de 5 millones de enfermedades, más de 70.000 hospitalizaciones y 6.000 muertes cada temporada.
Sin embargo, el Dr. Robert Malone, sugirió recientemente que las vacunas contra la gripe se administran no porque ayuden a proteger al público de la gripe, sino que para que haya capacidad de fabricación en caso de una pandemia de influenza.
“El programa anual de vacunas contra la influenza, si se profundiza en toda la lógica de la financiación federal, etcétera, está atado a la idea de que debemos forzar, básicamente obligar, a la población a tomar un producto anualmente para poder mantener un nivel de fabricación estable en caso de que algo como lo de 1918 vuelva a suceder”, declaró durante un evento pagado en Florida el 22 de octubre, refiriéndose a la peor pandemia de influenza del siglo XX.
Un video de sus comentarios fue difundido en las redes sociales dos días después.
Malone, que estaba hablando en un evento en el que participaban miembros de la Front Line COVID-19 Critical Care Alliance, un grupo que ha promovido tratamientos de COVID-19 no probados, ha sido repetidamente una fuente de desinformación sobre las vacunas contra el COVID-19.
El doctor agregó que la preocupación por la gripe pandémica es inapropiada.
“Y todo está construido, básicamente, sobre una mentira: el brote de 1918 fue causado únicamente por un virus específico de la influenza”, dijo. “Y hay muchos datos que sugieren que esto no es así en absoluto y que fue una combinación de una infección bacteriana y viral lo que causó aquella neumonía descontrolada”.
Malone tiene razón en que las investigaciones, incluido un estudio de 2008 de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) del cual el Dr. Anthony Fauci es uno de los autores, indican que la mayoría de las muertes durante la pandemia de 1918 fueron causadas por una neumonía bacteriana tras una infección por la influenza. Pero eso no significa que la gripe pandémica no sea una preocupación o que los países no deban tratar de desarrollar vacunas protectoras contra la gripe pandémica, solo significa que los países también deben estar preparados con vacunas bacterianas y antibióticos.
Malone también acusó falsamente a los CDC de clasificar todas las muertes por neumonía como muertes por gripe “para aumentar el riesgo percibido del virus de la influenza”. Dado que muchas muertes relacionadas con la gripe no se recogen como tales en los certificados de defunción, la agencia calcula el número de personas que mueren cada año a causa de la influenza utilizando métodos estadísticos.
Alegación sobre la fabricación
Los expertos nos dijeron que la idea de que las vacunas contra la gripe estacional se recomiendan solo para garantizar una capacidad de vacunación suficiente en caso de una pandemia es falsa.
La vacuna anual de la gripe “es recomendada porque reduce enfermedades, hospitalizaciones y muertes por influenza entre quienes la reciben”, nos dijo en un correo electrónico el Dr. Jesse L. Goodman, profesor de medicina y enfermedades infecciosas en la Universidad de Georgetown.
“Un beneficio potencial del uso de la vacunación estacional, pero no la razón de su uso, es que la producción de las vacunas ayuda a mantener la infraestructura y la capacidad de fabricación que potencialmente podría ayudar a responder a futuras pandemias de influenza”, agregó.
Es cierto que cuantas más personas se vacunen contra la gripe, mayor será el mercado y más atractivo será para los fabricantes de vacunas, lo cual es útil para mantener la capacidad de fabricación de vacunas, nos dijo el Dr. Amesh Adalja, investigador principal en el Centro de Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins.
Pero eso es cierto para cualquier vacuna, y no es la razón por la que las agencias de la salud la recomiendan.
“La vacuna es segura y eficaz: funciona y beneficia a las personas. Por eso se recomienda”, dijo Adalja.
Los CDC, basándose en recomendaciones de su panel asesor independiente, recomendaron por primera vez las vacunas anuales contra la gripe a todas las personas mayores de 6 meses en la temporada 2010-2011. Hasta entonces, las vacunas se recomendaban solo para las poblaciones de mayor riesgo, como se sigue haciendo en países como el Reino Unido. Pero en 2009, esos grupos ya representaban alrededor del 85% de la población en EE. UU., según las recomendaciones publicadas por el panel asesor en 2010.
Adalja dijo que en 2010, cuando se hizo el cambio a una recomendación universal, “definitivamente se habló de cómo esto ayudaría a mantener la capacidad de las vacunas y a aumentar el tamaño del mercado”. En años recientes hubo una escasez de vacunas contra la gripe y la pandemia de gripe H1N1 también acababa de ocurrir en 2009.
“Pero el mantenimiento de la capacidad de vacunación no es la razón por la que se recomienda la vacuna contra la gripe; se recomienda porque es beneficiosa”, dijo, describiendo los beneficios de la capacidad de vacunación como una “buena externalidad”.
Los CDC nos dijeron que están “completamente en desacuerdo” con Malone. “Afirmar que los CDC solo recomiendan la vacunación anual contra la gripe para mantener una ‘base estable’ de producción de vacunas contra la influenza pandémica, ignora la significativa carga anual de las epidemias de influenza estacional y la larga lista de beneficios que confiere la vacunación contra la influenza”, dijo la agencia en un comunicado.
Los CDC señalaron que las pandemias de influenza “son acontecimientos poco frecuentes, que varían en gravedad e impacto”. También introducen virus de la influenza nuevos que siguen causando enfermedades y muertes cuando circulan como virus estacionales, a veces en mayor medida que en la pandemia. La agencia hizo hincapié en las numerosas formas en que las vacunas contra la gripe ayudan a personas, incluidos niños, embarazadas y recién nacidos, y a quienes padecen ciertas enfermedades crónicas, al prevenir infecciones, hospitalizaciones y muertes.
Un portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) nos dijo en un correo electrónico que un “programa federal de preparación para la influenza pandémica” era “un proyecto aparte” de la vacunación contra la influenza estacional, citando varias medidas adoptadas por la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA, por sus siglas en inglés). “En una pandemia, algunos de los fabricantes que actualmente producen la vacuna estacional producirían la vacuna pandémica. Sin embargo, el trabajo estacional como programa (aprobación de la FDA, recomendación de los CDC, vigilancia, etc.), es independiente de los esfuerzos de preparación para la influenza pandémica apoyados por BARDA”.
La eficacia de la vacuna antigripal varía cada año, dependiendo de si las cepas seleccionadas para su inclusión en la vacuna coinciden con las que acaban circulando, pero de media previene en torno a un 40% una visita médica ambulatoria debida a una gripe confirmada por laboratorio. Las vacunas contra la gripe tampoco suelen funcionar tan bien en las personas mayores, que son más vulnerables a la influenza grave. Por estas razones, Goodman, de Georgetown, dijo que hay “muchos esfuerzos para tratar de mejorar las vacunas contra la influenza”.
Aun así, las vacunas, que aproximadamente solo la mitad de los estadounidenses se ponen cada año, evitan millones de enfermedades y miles de muertes cada temporada, y podrían tener un impacto aún mayor si se las pusieran más personas. Las vacunas contra la gripe son más importantes para las personas de alto riesgo, pero son una buena idea para todos.
No está del todo claro cómo será la temporada de la gripe 2022-2023, pero los datos de vigilancia de los CDC a finales de la semana del 17 al 21 de octubre sugieren que la temporada ha comenzado pronto y podría ser peor de lo normal. En algunas partes del país, especialmente en el sur, la actividad de la gripe ya es alta. Hasta ahora, parece que la vacuna de este año se ajusta bien a las cepas de influenza que circulan, pero se han vacunado menos personas que en los dos últimos años.
Este año, por primera vez, los CDC recomiendan preferentemente que las personas de 65 años o más reciban una dosis alta o una vacuna con coadyuvante contra la gripe, ya que hay pruebas de que esas vacunas pueden funcionar mejor en ese grupo que las vacunas estándar contra la gripe.
Cómo calculan los CDC las muertes por gripe
En el afán de Malone de debilitar la confianza en las vacunas contra la gripe, este afirmó erróneamente que los CDC clasifican todas las muertes por neumonía como muertes por gripe “para aumentar el riesgo percibido del virus de la influenza”, agregando que la agencia ha “exagerado enormemente la amenaza de la influenza”.
Es cierto que una de las formas que tienen los CDC de hacer un seguimiento de la carga de la gripe es mediante una medida combinada que incluye enfermedades y muertes por influenza y neumonía. Pero la agencia no sostiene que todas esas muertes se deban a la influenza y no está recopilando los datos para aumentar artificialmente las muertes por gripe. Más bien, debido a que se sabe que las muertes por gripe a menudo no se notifican, la agencia utiliza métodos estadísticos establecidos para estimar cuántas personas han muerto de influenza cada año.
“Históricamente, los CDC han agrupado la mortalidad por neumonía y por gripe (en algunas, no todas las métricas que utilizan) porque la influenza mortal causa neumonía y es difícil separar las dos, especialmente cuando muchos casos de influenza no se diagnostican de forma específica”, dijo Adalja. “También se da el caso de que durante las temporadas de influenza hay un claro aumento de la mortalidad, que está estrechamente relacionada con la actividad de la influenza”.
En un comunicado, la agencia nos dijo que no “cuenta todas las muertes por neumonía como muertes por influenza en un esfuerzo por inflar las cifras de la prevalencia de la influenza”.
“Dado que la neumonía es una complicación común de la influenza, los CDC combinan los recuentos de las muertes por neumonía e influenza (P&I, por sus siglas en inglés) para monitorear las tendencias semanales de la mortalidad durante la temporada de influenza del otoño e invierno. Estas tendencias se presentan en el informe semanal de vigilancia FluView”, continuó la agencia. “Sin embargo, esto es independiente de las estimaciones de los CDC sobre las muertes anuales por influenza, que se basan en 5 décadas de modelos estadísticos que los CDC han realizado para presentar una panorámica precisa de la magnitud de la gripe”.
“Hubo estudios anteriores, hace más de 60 años, en los que se asumía que las muertes por P&I que superaban un valor de referencia eran por influenza si ocurrían durante la temporada típica. Se han hecho mejoras en esta metodología para atribuir mejor el exceso de muertes a la influenza usando datos de la vigilancia viral”, agregaron los CDC. “Sin embargo, esa metodología no ha sido utilizada por los CDC para estimar la magnitud de las muertes por influenza en la población estadounidense en más de una década”.
Nos pusimos en contacto con Malone para pedirle que sustentara sus afirmaciones, pero no recibimos respuesta.
Su afirmación sobre la gripe es similar a las realizadas sobre el COVID-19 cuando la agencia comenzó a hacer un seguimiento de las muertes por COVID-19 junto con las de neumonía e influenza como medida de vigilancia de la mortalidad. Como hemos escrito, esta métrica se utiliza con fines de vigilancia y la agencia no estaba contando todas esas muertes como muertes por COVID-19.
En un sitio web de los CDC se explica que la agencia calcula el número de muertes por gripe mediante un modelo que utiliza una correlación entre muertes y hospitalizaciones. En primer lugar, la agencia examina las muertes hospitalarias confirmadas por laboratorio registradas en FluSurv-NET, que cubre una red de hospitales en 14 estados. Esa cifra se ajusta para tener en cuenta el bajo nivel de detección de la influenza, teniendo en cuenta la frecuencia con la que las personas con enfermedades respiratorias se someten a pruebas de detección de la influenza y lo sensible que son dichas pruebas.
A continuación, la agencia examina los certificados de defunción que tienen como causa de muerte la neumonía o la influenza, u otras, ya que no todas las muertes por influenza habrán ocurrido en un hospital o habrán tenido a la influenza como causa de muerte. En lugar de incluir todas las muertes por neumonía e influenza, como alegó Malone, la agencia dice que utiliza la información sobre las causas de muerte de FluSurv-NET para determinar cuántas de las muertes ocurridas fuera de un hospital por neumonía e influenza, u otras, debe incluir. Una vez que los científicos de la agencia estiman la proporción de muertes asociadas a la influenza que ocurrieron fuera de un hospital, calculan la proporción de muertes por hospitalización.
El método no es perfecto, y la agencia no dice que la cifra es exacta sino solo una estimación, pero el enfoque es necesario porque, de lo contrario, las muertes relacionadas con la gripe estarían enormemente subestimadas.
“Los CDC consideran que es importante informar sobre toda la carga de la influenza estacional al público y por lo tanto utilizan métodos científicos bien establecidos que han sido revisados por científicos externos a los CDC para hacer estimaciones completas de la cantidad total de casos de influenza, hospitalizaciones y muertes asociadas a la influenza que ocurren cada año”, según una página web de la agencia.
Los CDC señalan que la mayoría de las personas no se someten a pruebas de detección de la influenza o pueden buscar atención médica cuando las pruebas ya no pueden detectar fácilmente el virus. Para empezar, las pruebas no son especialmente sensibles. Además, los estados solo están obligados a notificar las muertes por gripe en niños, no en adultos. Los certificados de defunción a menudo no mencionan la gripe, no solo por falta de pruebas, sino porque muchas personas mueren por complicaciones semanas después de una infección, como por ejemplo, tras desarrollar una infección bacteriana secundaria o por el agravamiento de una enfermedad crónica.
“Contabilizar solos las muertes en cuyos certificados de defunción figura la influenza arrojaría un resultado ampliamente por debajo del verdadero impacto de la influenza”, indica una página de los CDC.
Traducido por Elena de la Cruz.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.