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Según investigaciones, las vacunas contra el COVID-19 pueden provocar cambios en el ciclo menstrual. Pero los cambios son pequeños y de corta duración, y los estudios han demostrado que no afectan la fertilidad. Sin embargo, algunos en las redes sociales sugieren que los cambios en el ciclo son prueba de que causan daño.
Historia completa
Poco después de que las vacunas contra el COVID-19 estuvieran disponibles, algunas mujeres comunicaron ligeros cambios en sus ciclos menstruales tras recibir una dosis de estas vacunas. Sin embargo, como los ciclos menstruales suelen ser muy variables, no estaba claro si las vacunas eran necesariamente la causa de los cambios.
Los estudios formales que investigan el fenómeno desde entonces han descubierto que la vacunación contra el COVID-19 parece estar asociada a alteraciones del ciclo menstrual, pero los cambios son pequeños y pasajeros.
Por ejemplo, muchos estudios han demostrado que una dosis de las vacunas contra el COVID-19 está asociada a un breve retraso en la siguiente menstruación de una persona (en promedio, menos de un día adicional), y que los retrasos desaparecen en el ciclo siguiente o el posterior.
Los expertos que han efectuado estos estudios han hecho hincapié en que los cambios no son preocupantes, dados sus efectos leves y el hecho de que una gran cantidad de otros datos no muestran ningún efecto de las vacunas contra el COVID-19 sobre la fertilidad femenina. Aun así, las mujeres deben ser conscientes de la probabilidad, para que no se sorprendan si su periodo es un poco diferente después de vacunarse.
A pesar de las contundentes pruebas, algunas personas apuntan a los cambios en el ciclo menstrual para sugerir infundadamente que las vacunas contra el COVID-19 no son seguras.
El último furor sobre el tema en internet parte de un video encubierto publicado el 2 de febrero por Project Veritas, un grupo activista conservador conocido por producir videos clandestinos polémicos utilizando prácticas engañosas. En el video, un hombre llamado Jordon Trishton Walker, identificado como directivo de Pfizer, se refirió a los cambios en el ciclo menstrual tras recibir las vacunas.
“Hay algo irregular en sus ciclos menstruales”, dijo, “así que habrá que investigarlo más adelante porque es un poco preocupante”. Walker siguió especulando sobre la causa de los cambios en los ciclos, y dijo que las vacunas “no deberían interferir” con la menstruación.
Como hemos dicho, los expertos que han investigado este asunto dicen que no es preocupante. Sin embargo, los detractores de las vacunas contra el COVID-19 compartieron rápidamente el video, que el Project Veritas promocionó como: “Director de Pfizer preocupado por la salud reproductiva de las mujeres tras la vacunación contra el COVID-19”.
La representante Marjorie Taylor Greene, republicana de Georgia que cuenta con un historial de difundir información engañosa, retuiteó el video, añadiendo provocadoramente: “Muchas mujeres han informado de problemas con sus ciclos menstruales después de recibir las vacunas. Y también han denunciado abortos espontáneos. Necesitamos respuestas y vamos a pedirlas”.
Los abortos espontáneos, que se producen en alrededor del 10% al 20% de todos los embarazos, no son más frecuentes después de recibir las vacunas contra el COVID-19, como hemos escrito. Todas las pruebas disponibles sugieren que las vacunas contra el COVID-19 son seguras durante el embarazo y benefician tanto a la madre como al feto.
El mismo día que se emitió el video de Project Veritas, otros difusores de desinformación sobre el COVID-19 también concluyeron incorrectamente que si las vacunas alteran los ciclos menstruales, entonces deben ser perjudiciales para la fertilidad femenina.
“Los cambios menstruales, incluso de un día en el ciclo, influyen en la ovulación, la fecundación, la implantación y el desprendimiento uterino”, escribió el doctor Peter McCullough, cardiólogo conocido por difundir información falsa sobre las vacunas contra el COVID-19 en Twitter. “Así que cualquier perturbación conducirá casi con toda seguridad a descensos en la fecundidad y la fertilidad en la población”.
Pero Viki Male, profesora de inmunología reproductiva en el Imperial College de Londres, quien ha estudiado los cambios menstruales tras la vacunación contra el COVID-19, dijo en Twitter que la afirmación de McCullough era “infundada”.
En numerosos estudios no se ha encontrado ningún efecto de las vacunas sobre la fertilidad femenina. Y un estudio, señaló Male, no halló ninguna reducción de la fertilidad ni siquiera durante el ciclo menstrual en el que alguien se vacuna. “Esto tiene sentido, ya que los retrasos del ciclo, aunque se producen, son del orden de un día, que es más largo que la ventana de implantación en humanos”, añadió.
“Las vacunas están pensadas para activar temporalmente nuestro sistema inmunitario para reconocer y ayudar a prevenir, o mitigar, una futura infección, por lo que nuestra hipótesis es que esta activación temporal crea una alteración temporal en los procesos que rodean a la menstruación, lo que hace que algunas personas experimenten cambios”, nos dijo en un correo electrónico la doctora Alison Edelman, obstetra y ginecóloga en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón, que también ha estudiado el fenómeno de los cambios menstruales.
“Si alguien experimenta cambios, las investigaciones demuestran que en la mayoría de las personas no parecen ser duraderos”, añadió. “También sabemos que la menstruación puede ser una señal de la salud de la fertilidad, ahora tenemos pruebas sólidas que demuestran que no afectan la capacidad de quedarse embarazada y que las vacunas son seguras para personas embarazadas, que es una población con mayor riesgo de tener enfermedades graves y morir por una infección de COVID19”.
El video fue uno de los varios que Project Veritas emitió con Walker, quien supuestamente pensaba que estaba en una cita cuando fue grabado en secreto. FactCheck.org no ha podido verificar si Walker fue alguna vez empleado de Pfizer, o si ostentaba el supuesto título de “Director de Investigación y Desarrollo, Operaciones Estratégicas y Planificación Científica de ARNm”. Pfizer no ha respondido a nuestras preguntas sobre él.
Sin embargo, un hombre con el mismo nombre se graduó en 2018 de la UT Southwestern Medical School, según el programa de la ceremonia de graduación disponible en línea. Tufts Medical Center nos dijo que trabajó como interno de cirugía general durante un año, y Boston Consulting Group nos dijo que fue contratado como consultor desde enero de 2020 hasta junio de 2021. Esto sugiere que Walker tiene una amplia formación médica, pero no conocimientos específicos de obstetricia y ginecología o vacunas.
De hecho, Male dijo en Twitter que, dados los comentarios desinformados de Walker en el video, “dudo que esta persona (que el entrevistador dice que es urólogo) tenga algo que ver con el desarrollo o la seguridad de las vacunas”.
Cambios en el ciclo menstrual tras la vacunación
Hay estudios en los que se ha observado consistentemente que las vacunas contra el COVID-19 se asocian, temporalmente, a un intervalo ligeramente más largo entre periodos.
Uno de los primeros estudios, publicado el pasado mes de enero y dirigido por Edelman, analizó los datos de aplicaciones de seguimiento del ciclo menstrual de casi 4.000 participantes en EE. UU. que tenían periodos de duración normal y no usaban anticonceptivos hormonales. Las voluntarias se inscribieron en el estudio antes de vacunarse contra el COVID-19, y alrededor del 60% de ellas se vacunaron.
Dado que los periodos menstruales son variables por naturaleza, los investigadores analizaron los cambios en la duración de los ciclos antes y después de la vacunación en cada persona, y los compararon con los de personas no vacunadas durante el mismo periodo de tiempo. La vacunación no se asoció a un cambio en el tiempo de menstruación, pero sí a un aumento de menos de un día en la duración del ciclo, que se elevó a unos dos días en el pequeño grupo de personas que recibieron dos dosis de la vacuna en el mismo ciclo menstrual. Los cambios en la duración del ciclo desaparecieron después de uno o dos ciclos.
Un estudio de seguimiento, del que Edelman y Male son coautoras y que se publicó en septiembre, utilizó el mismo método en una población global de casi 20.000 personas, y detectó un aumento en la duración del ciclo de menos de un día, que volvía a la normalidad al cabo de un ciclo.
Otro estudio, publicado en noviembre, adoptó un enfoque similar con datos de periodos aportados por casi 10.000 usuarias de teléfonos iPhone, e identificó un aumento de medio día o menos en los ciclos menstruales tras recibir una dosis de la vacuna contra el COVID-19. Este aumento desapareció en el ciclo posterior a recibir la dosis.
“Los cambios en el ciclo menstrual tras recibir las vacunas contra el COVID-19 parecen leves y pasajeros, y no deberían disuadir a las personas de vacunarse”, concluye el artículo.
Un estudio de 79 personas realizado por Male en el Reino Unido, también descubrió que las vacunas se asociaban a un pequeño retraso en el siguiente periodo, que volvía rápidamente a la normalidad. El estudio, aunque pequeño, no identificó ningún cambio en la duración del ciclo entre personas vacunadas que usan anticonceptivos hormonales.
Por último, un estudio de casi 4.000 enfermeras norteamericanas, encuestadas cada seis meses, descubrió que las mujeres vacunadas tenían un riesgo 48% mayor de registrar un ciclo más largo que las no vacunadas, un resultado que no se mantuvo en la siguiente encuesta.
Algunos estudios han identificado otros posibles cambios menstruales temporales tras la vacunación, como el aumento del flujo sanguíneo, pero estos cambios no están tan estudiados.
Posibles mecanismos de los cambios menstruales
En una parte del video de Project Veritas, Walker, cuyos comentarios fueron editados, especuló sobre el mecanismo de los cambios en el ciclo menstrual, diciendo que “tiene que estar afectando algo hormonal”. Añadió que “tenemos que averiguar cómo está afectando a estas hormonas porque las señales comienzan en el cerebro” y “la vacuna no atraviesa la barrera hematoencefálica”.
Una explicación basada en las hormonas es sin duda una de las principales hipótesis de por qué las vacunas pueden causar algunos cambios ligeros y temporales en los ciclos menstruales.
Como expone Male en un análisis publicado en Science en noviembre, existen dos mecanismos plausibles, no excluyentes entre sí: uno relacionado con la capacidad provisional del sistema inmunitario innato para interferir con las hormonas, y otro con células inmunitarias como los macrófagos y células asesinas naturales (o NK, por sus siglas en inglés), que ayudan a controlar el desprendimiento y rebrote del revestimiento uterino.
En cualquier caso, “en el cerebro no se produce nada anormal”, nos dijo Male.
“Todavía no sabemos exactamente cómo las vacunas contra el COVID están causando estos pequeños cambios en la duración y el flujo menstruales, pero creo que la posibilidad más probable es que algunos aspectos de la respuesta inmunitaria puedan alterar temporalmente la forma en que el hipotálamo, la hipófisis y los ovarios se comunican entre sí (el eje HPO)”, dijo en un correo electrónico. “Para que quede claro, esto no significa que las vacunas se introduzcan o afecten directamente a cualquiera de estos órganos (no hay pruebas de ello), sino que están respondiendo a la activación inmunitaria general del cuerpo”.
“Ya sabemos que esto puede ocurrir con la fiebre, que afecta aproximadamente al 15% de las personas vacunadas”, continuó Male. “Como parte del inicio de la respuesta inmunitaria protectora, se producen unas moléculas inmunitarias llamadas ‘citoquinas’, y algunas de ellas reajustan el termostato del hipotálamo para aumentar la temperatura corporal. Es posible que funcione un mecanismo similar para alterar la sincronización de los períodos y una prueba de ello es que las personas cuyos ciclos se rigen por la toma de anticonceptivos hormonales parecen tener menos probabilidades de notar un cambio que las personas cuyos ciclos se rigen por su eje HPO”, añadió Male.
En su análisis, Male señaló que ya se habían notificado cambios menstruales con otras vacunas, y que existen algunas pruebas que indican que tales cambios podrían producirse tras la infección por el coronavirus. Sin embargo, los estudios sobre el COVID-19 no han sido tan rigurosos como los realizados sobre las vacunas, en parte porque la infección es mucho más difícil de estudiar.
Edelman y Male están de acuerdo en que se necesita más investigación en el ámbito de la salud menstrual, que lleva mucho tiempo sin estudiarse, no solo con respecto a las vacunas contra el COVID-19, sino también con respecto a otras vacunas y enfermedades.
“Tenemos que escuchar y validar mejor la experiencia de las pacientes e integrar cuestiones importantes para el público, como la salud menstrual, en los ensayos de vacunas en el futuro, de modo que podamos mitigar mejor los temores y las preocupaciones”, afirmó Edelman.
Pero es engañoso que otros recurran a estas preocupaciones para socavar la confianza en las vacunas, cuando un volumen importante de estudios demuestra que los cambios en el ciclo menstrual son leves y temporales.
Saranac Hale Spencer contribuyó en este artículo.
Traducido por Elena de la Cruz.
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