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La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) considera que las mamografías son “la prueba más eficaz para detectar el cáncer de mama” y afirma que no hay evidencia que indique que la termografía puede sustituir a las mamografías. Pero un artículo compartido en Facebook dice a la gente que “deje de hacerse mamografías” y en su lugar prueben la termografía.
Historia completa
Cada año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), se diagnostica cáncer de mama en unas 264.000 mujeres y 2.400 hombres en EE. UU., y aproximadamente 42.000 mujeres y 500 hombres mueren a causa de esta enfermedad.
En la mayoría de los casos, la detección precoz es clave para sobrevivir a la enfermedad, según los expertos en salud. Y las mamografías, aunque no son perfectas, son el método más eficaz para detectar precozmente el cáncer de mama, cuando es más tratable, afirma la FDA, la agencia federal que regula los dispositivos médicos utilizados en el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
“Es la única prueba que ha demostrado que reduce las muertes por cáncer de mama”, afirma el Colegio Estadounidense de Radiología (ACR, por sus siglas en inglés).
El ACR también señala que las mamografías, que se generalizaron en la década de los ochenta, han contribuido a reducir en casi un 40% la mortalidad por cáncer de mama en EE. UU. desde principios de los noventa, según datos del Instituto Nacional del Cáncer.
Pero una publicación en Facebook el 11 de julio, modificada posteriormente, decía al público: “¡Dejen inmediatamente de hacerse mamografías porque son anticuadas y peligrosas! ¡Hay una forma más segura de detectar el cáncer de mama!”.
En la sección de comentarios debajo de su publicación, David Wolfe, una celebridad en los medios sociales que promueve productos de salud alternativos, proporcionó un enlace a un artículo en el sitio web de Green Living Tribe con el mismo mensaje de advertencia sobre las mamografías como titular.
“Durante años, las mamografías han sido aclamadas como el método estándar para detectar el cáncer de mama, y se ha animado a las mujeres a someterse a revisiones periódicas para detectar posibles señales de la enfermedad”, dice el artículo. “Sin embargo, investigaciones recientes han aportado datos sobre los riesgos potenciales y las limitaciones asociadas a las mamografías, instando a las mujeres a reconsiderar su enfoque en la detección del cáncer de mama”.
El artículo luego plantea dudas sobre las mamografías realizadas a base de rayos X, como la exposición a radiación y una “tasa alarmantemente alta de falsos positivos”. A continuación, el artículo promueve la termografía, que utiliza una cámara de detección de calor para comprobar si la mama presenta temperaturas elevadas que podrían indicar la presencia de un tumor, como “una alternativa más segura de detectar eficazmente el cáncer de mama”.
Sin embargo, la FDA y organizaciones como la Sociedad de Imagenología de la Mama (SBI, por sus siglas en inglés) han explicado con anterioridad que la termografía no puede reemplazar a las mamografías.
“La SBI no respalda el uso de la termografía como herramienta única para la detección del cáncer de mama o la evaluación de problemas mamarios”, afirmó la Dra. Mary Newell, radióloga y presidenta de la Sociedad de Imagenología de la Mama, en un correo electrónico enviado a FactCheck.org.
“Sin duda acogemos todos los avances tecnológicos que permiten una detección más precoz del cáncer de mama, pero queremos ver hallazgos que sean ampliamente confirmados con datos científicos, como se ha visto con las mamografías, antes de adoptar una nueva tecnología. Instamos a las mujeres a que sigan revisándose usando una mamografía, dada su amplia validación científica”, afirmó.
Wolfe cambió su publicación y comentario en Facebook más tarde, después de que PolitiFact le diera la calificación de “falsa” el 17 de julio. Ahora dice: “Existen otras opciones además de las mamografías para detectar el cáncer de mama”, y “Corrección: Esta publicación contiene información falsa”.
La termografía no es un sustituto adecuado
La termografía, también conocida como imágenes térmicas infrarrojas digitales o imágenes infrarrojas, utilizan una cámara especial para medir las variaciones de temperatura a lo largo de la superficie de la mama. Un tumor maligno con células cancerosas en crecimiento tiende a tener una mayor tasa metabólica y un mayor flujo sanguíneo, lo que puede dar lugar a una mayor cantidad de calor bajo la piel de la mama. En teoría, ese cambio de temperatura puede ser detectado por el dispositivo de imagen.
La termografía no es invasiva, no utiliza radiación y se considera que es relativamente barata.
Sin embargo, la FDA solo ha aprobado el uso de esta tecnología en combinación o como complemento a otras pruebas de detección o diagnóstico, como la mamografía.
Desde al menos 2011, la FDA ha enviado cartas de “advertencia” a varias empresas o centros que, según dijo, promocionan dispositivos de termografía para usos no aprobados. En enero de 2021, la agencia publicó una advertencia a los consumidores en la que recordaba que el termograma “no sustituye” a la mamografía.
“La FDA ha recibido reportes de los proveedores de atención de la salud y pacientes en los que se indica que algunos centros de salud brindan información que puede hacer creer erróneamente a los pacientes que la termografía, un tipo de prueba que muestra los patrones de calor en o cerca de la superficie del cuerpo, es una alternativa comprobada a la mamografía. Pero la FDA no tiene conocimiento de ninguna evidencia científica que respalde estas afirmaciones.”, dice la advertencia.
Y añadía: “No se ha demostrado que la termografía sea eficaz como prueba independiente para la detección del cáncer de mama o el diagnóstico del cáncer de mama en sus primeras etapas. La mamografía sigue siendo el método principal más eficaz para detectar el cáncer de mama en sus primeras etapas, las más tratables.”.
Un portavoz de la FDA afirmó, en un correo electrónico, que esta sigue siendo la postura de la agencia
En su advertencia de 2021, la FDA también señala que desconocía la existencia de pruebas que respaldaran el argumento de que “la termografía puede detectar el cáncer de mama años antes de que se detecte mediante otros métodos”, afirmación que se hacía en el artículo de Green Living Tribe (GLT, por sus siglas en inglés).
Es más, incluso uno de los artículos citados por GLT llegó a la misma conclusión sobre las imágenes térmicas que la FDA y otros expertos en cáncer de mama.
Los autores del estudio de 2008, publicado en la revista American Journal of Surgery sobre la precisión de las imágenes térmicas en la detección de neoplasias malignas, señalaron que, debido a las limitaciones tecnológicas, la termografía debe utilizarse junto con, no en lugar de, otra prueba como una mamografía.
Las imágenes térmicas digitales infrarrojas “están limitadas por el hecho de que los registros térmicos son solo una medida fisiológica y, por tanto, deben utilizarse como complemento de otra prueba como la mamografía o el ultrasonido”, escribieron los investigadores.
Estos señalaron que una infección o inflamación dentro de la mama también podría afectar a los registros de temperatura y obtener resultados positivos falsos, y que las “mujeres con obesidad mórbida” y las mamas de talla superior a la DD también podrían dificultar mediciones precisas de la temperatura.
Las mamografías no son perfectas
Aunque hay cierto desacuerdo sobre cuándo las mujeres deben empezar a someterse a pruebas de detección del cáncer de mama y con qué frecuencia, muchas organizaciones recomiendan que lo hagan con mamografías.
Por ejemplo, para las que tienen un riesgo normal de padecer la enfermedad, la Sociedad Americana del Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés) dice que las mujeres de 45 a 54 años deben hacerse mamografías todos los años, y las mujeres de 55 en adelante pueden hacérselas todos los años o cada dos años.
Las mujeres de alto riesgo, es decir, las que tienen antecedentes personales o familiares de la enfermedad o una mutación genética, entre otros factores, deberían empezar las revisiones anuales antes, normalmente a los 30 años, según la ACS.
Pero en mayo, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU., un grupo independiente de voluntarios expertos en la materia, emitió un nuevo borrador de recomendaciones en el que recomienda mamografía bianuales a todas las mujeres entre los 40 y 74 años. Anteriormente, el grupo había recomendado mamografías cada dos años a partir de los 50 años.
Las mamografías tienen sus propias limitaciones y también conllevan algunos riesgos.
Primero, las mamografías no detectan todos los cánceres de mama. Según la Sociedad Americana del Cáncer, no detectan alrededor de 1 de cada 8.
La organización afirma que las mujeres con mamas densas, que suelen ser más jóvenes, tienen más probabilidades de obtener un resultado falso negativo que indica que no tienen cáncer cuando en realidad sí lo tienen.
La otra cara de la moneda es cuando resultados anormales sugieren que las mujeres tienen cáncer cuando en realidad no es así. Los resultados falsos positivos, además de causar estrés y ansiedad, pueden llevar a las pacientes a someterse a pruebas o procedimientos adicionales, como biopsias, que no necesitan.
“Alrededor de la mitad de las mujeres que se hagan mamogramas anuales durante un periodo de 10 años tendrá un hallazgo positivo falso en algún momento”, afirma la ACS.
En este sentido, las mamografías pueden identificar cánceres que no son potencialmente mortales, lo que se conoce como sobrediagnóstico. Esto también puede llevar a que las mujeres reciban un tratamiento excesivo por tumores que no les habrían causado ningún daño real.
El problema, según el Instituto Nacional del Cáncer, es que no siempre es fácil para los médicos distinguir cuáles cánceres detectados durante una mamografía deben de ser tratados y cuáles no.
Las mamografías son además radiografías de baja dosis del tejido mamario, pero exponen a los pacientes a más radiación que una radiografía normal del tórax. Sin embargo, “el riesgo de daños por esta exposición a la radiación es bajo”, afirma el Instituto Nacional del Cáncer.
Por eso, al decidir cuándo y con qué frecuencia hacerse una mamografía, debe consultarse con un médico.
“Todas las pruebas médicas conllevan algún riesgo”, nos dijo Newell, presidenta de la SBI y profesora de la Facultad de Medicina en la Universidad de Emory. Según ella, los daños potenciales deben sopesarse frente al beneficio de un menor número de muertes por cáncer de mama en mujeres que se someten a revisiones.
“En el caso de las mamografías, los beneficios superan los riesgos con creces”, afirmó Newell.
Traducido por Elena de la Cruz.
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