Facebook Twitter Tumblr Close Skip to main content
A Project of The Annenberg Public Policy Center

La caída del crimen en Venezuela no prueba la afirmación de Trump de que el país está enviando criminales a EE. UU.


This article is available in both English and Español

Traducido por El Tiempo Latino.

Cualquiera que haya escuchado un discurso del expresidente Donald Trump en los últimos años seguramente ha oído su afirmación infundada de que los países de todo el mundo están vaciando sus prisiones e instituciones mentales y enviando a esas personas a EE. UU.

Trump casi no ha ofrecido sustento para esta afirmación, salvo que en prácticamente todos sus discursos recientes, ha citado una supuesta disminución del crimen en Venezuela como evidencia de que el país, acosado económica y políticamente, está enviando a sus criminales a EE. UU.

Expertos dentro y fuera de Venezuela nos dijeron que no hay evidencia que respalde la afirmación de Trump. El crimen reportado está disminuyendo en Venezuela, aunque no tan dramáticamente como afirma Trump, pero los expertos en crimen en el país dicen que hay numerosas razones para eso y que no tienen nada que ver con enviar criminales a EE. UU.

No obstante, es difícil probar un negativo, y aquellos que siguen la política venezolana dicen que tal táctica no está fuera del alcance del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien está en el poder desde 2013 y busca otro mandato de seis años. El FBI reconoce que algunos criminales venezolanos migraron a EE. UU., pero no hay indicios de que hayan sido liberados intencionalmente desde la cárcel para venir a este país.

Cuando Trump hace una afirmación tan explosiva y generalizada, y la convierte en un pilar de su argumento para regresar al cargo, la carga de la prueba recae en él. No lo ha hecho. (Su oficina de prensa no respondió a nuestras consultas al respecto). Y el argumento de que el crimen en Venezuela disminuyó, no es la prueba que Trump sugiere que es.

La afirmación de Trump

En discursos recientes, Trump a veces ha dicho que el crimen ha disminuido “un asombroso 67%” en Venezuela, mientras que en otras ocasiones ha puesto la caída del crimen en “72% en un año”.

Pero en cada caso, como lo hizo en un video publicado en las redes sociales el 4 de junio, citó las estadísticas de disminución del crimen para respaldar su afirmación: “Están llevando a sus traficantes de drogas y a su gente a la cárcel, muchas personas en la cárcel, están llevando a sus asesinos, sus homicidas, los están llevando a todos y los están enviando a Estados Unidos”.

“Venezuela estaba plagada de crímenes”, dijo Trump en declaraciones el 31 de mayo después de su condena en el caso de Stormy Daniels. “Caracas, sus ciudades, plagadas de crímenes, hace dos años, hace tres años. Acaban de reportar una caída del 72% en el crimen en el último año porque todos sus criminales, la mayoría de ellos, y el resto están llegando ahora, los que no llegaron. En Venezuela, sus prisiones han sido vaciadas en Estados Unidos. Sus criminales y traficantes de drogas han sido sacados de las ciudades y llevados a Estados Unidos, y eso es cierto con muchos otros países”.

En este artículo, nos centraremos en Venezuela porque es el país más citado por Trump.

Carlos Nieto, de la organización no gubernamental venezolana Una Ventana a la Libertad, está, por supuesto, bien al tanto de la insistencia implacable de Trump de que los funcionarios venezolanos han estado vaciando sistemáticamente sus prisiones e instituciones mentales y enviando a esas personas a EE. UU.

Nieto, cuyo grupo ha estado monitoreando la situación carcelaria en Venezuela durante más de 25 años, nos dijo que no ha observado ninguna evidencia que respalde la afirmación de Trump. Agregó que definitivamente no hay una política estatal oficial en ese sentido.

Algunos criminales han emigrado de Venezuela, nos dijo, y algunos han llegado a EE. UU. Pero, “no hay nada que pueda afirmarse donde se establezca que hay un convenio, o que el Estado venezolano está ayudando a los delincuentes a salir de Venezuela para que vayan a Estados Unidos”, dijo.

Pero tampoco puede descartar que podría estar sucediendo “por debajo cuerdas”.

“Yo no dudo que pueda estar ocurriendo, ni dudo que pueda hacerse.”, dijo Nieto. “O sea, esta gente, hablo de Maduro y su camarilla, son capaces de eso y muchas cosas más”.

Pero eso es pura especulación. Y nuevamente, Nieto y otros expertos dicen que no han visto evidencia de ello.

Estadísticas de crimen en Venezuela

Es muy difícil obtener estadísticas de crimen confiables en Venezuela. El gobierno no ha proporcionado informes de crimen confiables en muchos años, nos dijo Mike LaSusa, subdirector de contenido en InSight Crime, un centro de estudios enfocado en el crimen y la seguridad en las Américas, vía correo electrónico.

Aunque los funcionarios de seguridad venezolanos en mayo reportaron una caída del 25% en el crimen este año en comparación con el mismo período en 2023, “la ausencia de informes oficiales hace imposible verificar los datos”, dijo LaSusa en un informe del 28 de mayo.

En ausencia de informes gubernamentales confiables, los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales se han convertido en las fuentes más confiables para documentar y rastrear el crimen, dijo LaSusa.

Una de esas ONG, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), informó en diciembre una disminución del 25% en las muertes violentas entre 2022 y 2023. (Las muertes violentas incluyen homicidios, muertes por intervención policial y muertes violentas sospechosas bajo investigación). Esa caída fue ampliamente reportada en los medios de comunicación en EE. UU. Si Trump está citando el recuento de asesinatos como un aproximado para el crimen general, está exagerando enormemente la caída de un año.

Pero el número de muertes violentas ha estado disminuyendo durante años en Venezuela, según los recuentos del grupo, y es casi un 70% menor que en 2018, según Roberto Briceño-León, fundador y director del OVV. Eso corresponde con la cifra de Trump, pero, por supuesto, es un período de tiempo mucho más largo que precede a la administración de Biden.

LaSusa dijo que las estimaciones de la tasa de homicidios del OVV coinciden con la observación de InSight sobre “una reducción en la intensidad de la violencia criminal en ciertas áreas del país”. Pero, dijo, InSight no ha visto una reducción del crimen del 67% en un año, como afirmó Trump.

“Además, las reducciones que hemos observado parecen responder en gran medida a cambios en las dinámicas criminales, en lugar de la efectividad de las políticas de seguridad del gobierno”, dijo LaSusa. “Básicamente, los grupos criminales parecen estar buscando nuevas oportunidades fuera de Venezuela debido a la falta de oportunidades en el país”.

¿Qué está impulsando la caída del crimen?

En su Informe Anual sobre la Violencia 2023, el OVV documentó 6.973 muertes violentas en 2023, aproximadamente el 14% de las cuales resultaron de la aplicación de la ley. Eso es menos que 9.447 y 9.367 en 2021 y 2022, respectivamente. Eso es una disminución del 26% en el número reportado de muertes violentas entre 2021 y 2023.

Si bien la tasa de muertes violentas puede haber disminuido, una encuesta nacional realizada por el OVV a mediados de 2023 encontró que aproximadamente el 78% de los residentes creían que el crimen había permanecido igual o empeorado.

Briceño-León compartió con nosotros vía correo electrónico algunas de las causas que el OVV identificó para la caída de los asesinatos, ninguna de las cuales incluye un programa gubernamental para enviar convictos a EE. UU.

“Nosotros no tenemos evidencias de que el gobierno de Venezuela esté vaciando las cárceles o sanatorios mentales para enviarlos fuera del país, sea para USA o para cualquier otro país”, dijo Briceño-León.

Más bien, dijo, la caída del crimen se debe al empeoramiento de las condiciones económicas y de vida en el país, lo que ha llevado a una migración masiva de casi 8 millones de personas desde 2014.

“El delito se reduce en Venezuela por una reducción en las oportunidades del crimen: los robos de bancos desaparecen porque no hay dinero que robar; los secuestros se reducen porque no hay dinero efectivo para pagar los rescates; los robos en el transporte público cesan pues los viajeros no tienen dinero en sus bolsillos y teléfonos celulares viejos y sin valor; y los asaltos en los dispensadores de dinero de los bancos desaparecen pues el efectivo que pueden entregar a sus clientes no ha superado los veinte dólares americanos”, dijo Briceño-León.

También ha habido una consolidación de la actividad de las pandillas, lo que ha llevado a una reducción del crimen. En su informe, el OVV escribió que la caída del crimen “puede atribuirse a la reducción de actividades criminales desorganizadas y a la creciente concentración y monopolización de la violencia por parte de organizaciones criminales poderosas. Estas organizaciones criminales ahora se están enfocando en nichos específicos de oportunidades criminales, lo que ha llevado a un nivel general de violencia disminuido en el país”.

“La disminución de la violencia ‘desorganizada’, que provoca alta letalidad, se ha reducido por la pérdida de oportunidades del crimen”, afirmó el informe. “La reducción de la letalidad en la violencia en el país ha estado vinculada a los acuerdos de distribución de tareas en las fases de los negocios o a la delimitación de las zonas de actuación que se ha dado entre las bandas criminales, lo cual ha permitido su expansión y fortalecimiento. Sin embargo, en los municipios en disputa, aquellos donde no hay acuerdos o donde no han logrado consolidarse dominios o gobernanzas criminales, persisten los eventos violentos”.

La consolidación del crimen organizado llevó a “una especie de paz mafiosa” en las áreas que controlan, nos dijo Ronna Rísquez, una periodista investigadora venezolana, en español.

La “emergencia humanitaria” en Venezuela también tuvo implicaciones para los criminales. Venezuela, dijo, “dejará de ser atractivo para el delito, porque ya no tenía sentido secuestrar, ya no tenía sentido robar, porque todo el mundo era pobre. En Venezuela … nadie tenía dinero, la gente estaba pasando hambre y entonces para el delito, para los delincuentes, pues ya no era rentable tener actividades criminales”.

Rísquez dijo que otra razón para la disminución del crimen es que las autoridades venezolanas, en algún momento entre 2015 y 2021, comenzaron “gran cantidad de presuntas ejecuciones extrajudiciales” de personas acusadas de pertenecer a grupos criminales.

El informe del OVV señala que algunos criminales también han dejado Venezuela “buscando continuar su vida criminal en otros lugares donde encuentran mayores oportunidades de lucro”, dijo Briceño-León. Pero, dijo, la gran mayoría de los emigrantes de Venezuela son “trabajadores honestos que huyen de la pobreza del país, buscando un trabajo y un mejor futuro”.

La gran mayoría de los que huyen de Venezuela se han asentado en países sudamericanos cercanos. Pero cada vez más están llegando a EE. UU. Antes de que el presidente Joe Biden asumiera el cargo, relativamente pocos inmigrantes venezolanos eran interceptados por la Patrulla Fronteriza de EE. UU. Durante la mayor parte de la década de 2010, menos de 100 venezolanos al año fueron atrapados tratando de cruzar ilegalmente la frontera suroeste. El número creció a más de 2.000 en el año fiscal 2019. Pero a partir de 2021, los números comenzaron a aumentar, y superaron los 187.000 y 200.000 en los años fiscales 2022 y 2023, respectivamente.

Un solicitante de asilo venezolano carga a su hija antes de cruzar el Río Grande hacia Brownsville, Texas, en diciembre de 2022. Estados Unidos ha visto una oleada de inmigrantes venezolanos desde 2021. Foto de Verónica G. Cárdenas/AFP vía Getty Images.

En enero, EE. UU. tenía el tercer mayor número de inmigrantes venezolanos en el mundo (545.000), aunque Colombia seguía siendo, con mucho, el destino más grande (2,9 millones), seguido de Perú (1,5 millones). Brasil, Ecuador, Chile y España tenían cada uno aproximadamente el mismo número que EE. UU.

Los grupos criminales con orígenes en Venezuela se extendieron rápidamente a los países sudamericanos vecinos, donde se han asentado la mayoría de los venezolanos. Según un informe de trata del Departamento de Estado de EE. UU. para Colombia publicado en 2023, “El Tren de Aragua, la pandilla criminal más poderosa de Venezuela, y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) operan redes de trata sexual en la ciudad fronteriza de Villa del Rosario en el departamento de Norte de Santander. Estos grupos explotan a los migrantes venezolanos y a los colombianos desplazados internamente en la trata sexual y se aprovechan de las vulnerabilidades económicas y los someten a la servidumbre por deudas”.

Y algunos criminales de Venezuela llegaron a EE. UU.

Nieto, de la organización no gubernamental venezolana Una Ventana a la Libertad, atribuyó la disminución de los crímenes a la emigración masiva del país en los últimos años, un número, dijo, que “indudablemente eso no excluye a los delincuentes”.

Hay alguna evidencia de que miembros de la pandilla Tren de Aragua también llegaron a EE. UU. La Patrulla Fronteriza de EE. UU. le dijo a CNN en Español que 38 posibles miembros del Tren de Aragua fueron arrestados en la frontera entre octubre de 2022 y octubre de 2023.

El 5 de abril, el jefe de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., Jason Owens, publicó en redes sociales “[tener] cuidado con esta pandilla. Es la más poderosa de Venezuela, conocida por asesinato, tráfico de drogas, delitos sexuales, extorsión y otros actos violentos”.

Y se ha vinculado a miembros sospechosos de la pandilla venezolana con varios crímenes en EE. UU., incluido el asesinato de un exoficial de policía venezolano en Miami en noviembre y una serie de robos de teléfonos celulares en la ciudad de Nueva York.

En marzo, el senador Marco Rubio y la representante María Elvira Salazar lideraron un grupo de 23 legisladores federales que pidieron a Biden que designara formalmente al Tren de Aragua como una organización criminal transnacional, lo que permitiría a EE. UU. congelar los activos que sus miembros tienen en EE. UU. En una audiencia del subcomité del Senado el 11 de abril, Chris Landberg, subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado de EE. UU., le dijo a Rubio que “estamos siguiendo de cerca al Tren de Aragua y tenemos preocupaciones similares a las suyas”, aunque se negó a discutir las deliberaciones internas sobre su designación.

Rísquez, autora de “El Tren de Aragua: La pandilla que revolucionó el crimen organizado en América Latina”, dijo que, si bien algunos criminales son inevitablemente parte de los que han emigrado de Venezuela a EE. UU., “no hay ningún elemento, ninguna prueba, nada que indique que en Venezuela se están soltando a los presos para que se vayan o para enviarlos a Estados Unidos a delinquir.

No existe ningún plan desde el gobierno venezolano que apunte hacia eso”.

Liberaciones de prisioneros

Complicando el asunto está el hecho de que Venezuela, de hecho, ha estado tratando activamente de reducir su población carcelaria.

Venezuela ha estado buscando abordar el hacinamiento severo en sus centros de detención preventiva, que solo fueron diseñados para albergar a los reclusos durante 48 horas, pero se han convertido en las prisiones de facto del país, dijo Nieto.

En marzo, la Comisión Presidencial para la Revolución Judicial anunció la liberación de 100 reclusos de ese centro como parte de una directiva emitida por Maduro para evaluar los centros de detención preventiva y abordar el hacinamiento.

Los centros de detención preventiva fueron diseñados para ser celdas de detención temporal para personas que esperaban una cita en el tribunal. Pero eso no es en lo que se convirtieron, dijo Nieto.

“El Ministerio para el Servicio Penitenciario hace muchos años dio la orden de no permitir el ingreso de nuevas personas [a las cárceles tradicionales] si ellos no lo autorizaban”, dijo Nieto. “Este ministerio prohibió el ingreso de nuevos reclusos a las cárceles de Venezuela, que es donde deberían estar. Eso hizo que colapsaran los centros de atención preventiva y que los centros de atención preventiva se conviertan, como … son hoy en día, en las nuevas cárceles de Venezuela”.

Nieto estima que hay hasta 70.000 personas retenidas en estos centros de atención preventiva, muchas más de las que fueron diseñadas para albergar.

En respuesta, el gobierno creó dos comisiones para revisar los casos de los presos y determinar si se les debía “otorgar la libertad”, dijo Nieto. “De hecho, hay muchos que ya han salido en libertad”.

Si bien algunos en EE. UU. han afirmado que el gobierno venezolano está liberando a sus criminales más violentos, el gobierno venezolano no revela los cargos contra los liberados, por lo que no hay forma de saberlo, dijo.

“Mira, se liberan las personas primero, en muchos casos porque tienen varios años allí detenidos y ni siquiera se les ha iniciado un juicio”, dijo Nieto. “Otra cosa, porque en muchos casos son delitos menores que no ameritan penas tan grandes. Entonces, bueno, eso hace que se liberen personas. Hay casos que inclusive ya han cumplido la pena establecida”.

Además, el gobierno venezolano de Maduro ha intentado recientemente recuperar militarmente el control de las cárceles tradicionales, cuya operación había sido cedida anteriormente a grupos criminales. El líder de la pandilla Tren de Aragua, Héctor Rusthenford Guerrero Flores, y cientos de personas más escaparon de la prisión donde se originó la pandilla poco antes de que las autoridades gubernamentales allanaran la prisión en septiembre, informó CNN en Español. Sigue prófugo e InSight informó que se cree que está siendo protegido por asociados criminales en un pueblo minero de Venezuela, cerca de la frontera con Guyana.

Según el sitio web World Prison Brief mantenido por Helen Fair del Instituto para la Investigación Policial sobre el Crimen y la Justicia, la población carcelaria de Venezuela (sin incluir a los detenidos en prisión preventiva) disminuyó de 37.543 en 2020 a 32.200 en 2022 (y había estado disminuyendo durante los cuatro años antes también).

Los esfuerzos del gobierno por retomar el control de las prisiones “han implicado la reubicación de algunos prisioneros de una prisión a otra, y hay algunos prisioneros cuyo paradero está desaparecido”, dijo LaSusa, de InSight. “Sin embargo, el gobierno venezolano no tiene una política conocida de seleccionar a determinados reclusos para enviarlos fuera del país”.

Especulación

Una vez más, Trump no ha proporcionado ninguna evidencia que respalde su afirmación de que el gobierno venezolano está vaciando sus cárceles y enviando presos a EE. UU.

Algunos partidarios de la política de inmigración de Trump dicen que, aunque tal vez sea especulativo, hay buenas razones para creer que Trump puede tener razón.

Andrew Arthur, del Centro de Estudios de Inmigración, que aboga por una menor inmigración, escribió una columna señalando que Cuba hizo algo así en la década de 1980, y argumentó que, dado que existen vínculos ideológicos y políticos entre Cuba y Venezuela, “la idea puede no ser tan engañosa como algunos han afirmado”.

En 1980, el líder cubano Fidel Castro permitió la migración masiva de unos 125.000 cubanos a EE. UU. en lo que se conoció como el éxodo del Mariel.

“La mayoría eran verdaderos refugiados, muchos tenían familias aquí y la gran mayoría se ha instalado en comunidades estadounidenses sin contratiempos”, escribió el Washington Post en 1983. “Pero el dictador cubano gastó una broma cruel. Abrió sus cárceles y hospitales psiquiátricos y también metió a sus reclusos en los barcos”.

Según el Post, alrededor de 22.000 de los recién llegados “admitieron libremente que eran convictos”. Algunos eran presos políticos, pero otros eran convictos que habían cometido delitos graves, incluidos delitos violentos.

Arthur señaló una caída en la delincuencia venezolana, la estrecha alineación entre los gobiernos cubano y venezolano, y evidencia anecdótica de venezolanos que cometen crímenes en EE. UU.

“Nada de esto es evidencia de nada”, nos dijo Arthur, pero “todo esto plantea algunas preguntas”.

Pero la vara es más alta para una afirmación tan definitiva y repetida de Trump, y numerosos funcionarios dicen que no han visto evidencia que respalde la afirmación de Trump. (Sin mencionar el hecho de que Trump afirma que el vaciado de prisiones e instituciones mentales está ocurriendo “con muchos otros países”).

“Esta afirmación ha surgido repetidamente sobre varios países, Venezuela es solo el último ejemplo”, nos dijo Julia Gelatt, directora asociada del Programa de Política de Inmigración de EE. UU. en el Instituto de Política Migratoria. “Si bien la actuación de las instituciones en Venezuela no es nuestra especialidad, desconocemos alguna acción por parte de las autoridades venezolanas (o de cualquier otro país) para vaciar sus cárceles y prisiones o sus instituciones de salud mental para enviar a delincuentes o personas con problemas de salud mental a Estados Unidos”.

“Ni están vaciando las cárceles, ni los albergues mentales para mandar a las personas a Estados Unidos, ni tampoco la reducción de la criminalidad está asociada a ese hecho. 

“, nos dijo Rísquez, la periodista de investigación venezolana. “Esas declaraciones del expresidente Trump, pues me parece que no tienen asidero, que son políticas, que tienen que ver con, pues, alguna intención de criminalizar a la migración o los procesos que están ocurriendo en Estados Unidos con los migrantes”.

En una entrevista con CBS News en marzo, se le preguntó a Owens, el jefe de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., si era exacto, como ha dicho Trump, que “tenemos millones y millones de personas que vienen de cárceles y prisiones”.

“No lo sé”, dijo Owens. “No sé si otros países están liberando a personas de las cárceles y las personas que fueron liberadas están ascendiendo, o no, no sé cuáles serían las cifras. Es lo desconocido lo que nos asusta. Puedo decirles que hay al menos 140.000 que conocemos que se han escapado [desde octubre], que hemos detectado pero no hemos podido aprehender. Y sé que es muy probable que haya muchas más cosas que no hemos detectado y que también se escaparon. ¿Es posible que al menos una parte de ellos provengan de entornos criminales violentos o hayan cumplido condenas en prisión en otros países? Absolutamente”.

Pero entre el gran número de inmigrantes venezolanos que cruzan ilegalmente a EE. UU. y luego buscan asilo, “Creo que, en general, son buenas personas”, dijo Owens.

Sin embargo, dijo, hay “una cantidad muy pequeña” entre los detenidos que tienen antecedentes penales, incluidos “depredadores sexuales convictos” y “pandilleros convictos”. Owens dijo que es lógico que haya una “mayor incidencia” de delincuentes entre los llamados fugados, porque tienen miedo de entregarse al escrutinio de la CBP.

“La mayoría de las personas con las que nos encontramos que se entregan, lo hacen porque huyen de condiciones terribles o son migrantes económicos que buscan una mejor forma de vida”, dijo Owens. “Eso no los convierte en malas personas. Es solo que no están siendo respetuosos de las leyes que hemos establecido como país y en realidad están poniendo a la gente de este país en peligro porque están desviando al aparato de seguridad fronteriza de su tarea”.


Nota del editor: Este artículo ha sido publicado gracias a nuestra alianza con El Tiempo Latino, medio de comunicación establecido en Washington, D.C., que brinda información nacional y local en español.

FactCheck.org no acepta publicidad. Dependemos de subvenciones y donaciones individuales de personas como usted. Por favor considere una donación. Las donaciones con tarjeta de crédito se pueden hacer a través de nuestra página para donar. Si prefiere donar con un cheque, envíelo a: FactCheck.org, Annenberg Public Policy Center, 202 S. 36th St., Philadelphia, PA 19104.