Al presentar una serie de órdenes ejecutivas concebidas para aumentar la generación de electricidad a partir de carbón, el presidente Donald Trump sugirió engañosamente que las regulaciones ambientales eran las culpables del declive de la industria, dijo erróneamente que se están abriendo plantas de carbón “por toda Alemania” y, engañosamente y en repetidas ocasiones, se refirió al carbón como “limpio”.

Los expertos coinciden en que el principal culpable de la disminución de la generación de energía a carbón en las últimas décadas fue el auge de tipos de energía más rentables y limpias, especialmente el gas natural. En Alemania, algunas centrales antiguas se reactivaron en 2022, pero volvieron a cerrarse en 2024. Alemania planea eliminar la generación de energía a carbón para 2038. Además, la combustión de carbón emite más emisiones de carbono que cualquier otro combustible fósil utilizado para producir energía, por no mencionar otros contaminantes.
“Este es un día muy importante para mí porque estamos recuperando una industria que fue abandonada a pesar de ser prácticamente la mejor; sin duda, es la mejor en términos de energía”, declaró Trump, quien prometió, pero no pudo revivir la industria del carbón durante su primer mandato, el 8 de abril, rodeado de mineros del carbón. “Hoy tomamos una acción histórica para ayudar a los trabajadores, mineros, familias y consumidores estadounidenses: ponemos fin de una vez por todas a la guerra de Joe Biden contra el limpio y hermoso carbón”.
El consumo y la producción de carbón en EE. UU. han disminuido en las últimas dos décadas, según la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés). Si bien el carbón alimentaba la mayoría de las centrales eléctricas del país hasta hace una década, en 2023 solo el 16% de la electricidad producida en EE. UU. provenía de centrales de carbón. La fuerza laboral del sector del carbón pasó de casi 90.000 personas en 2012 a aproximadamente 40.000 este año, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU.
El nuevo plan de Trump para impulsar la industria incluye una serie de medidas que, como detalla un comunicado de prensa del Departamento del Interior, incluyen la reapertura de tierras federales en Montana y Wyoming para la concesión de carbón, la eliminación de las cargas regulatorias para las minas y la reducción del pago que los productores de carbón realizan al gobierno por la extracción de carbón en tierras federales. El plan también otorga a las centrales eléctricas de carbón una prórroga de dos años de las regulaciones que limitan las emisiones de mercurio y otras sustancias tóxicas. El gobierno afirmó que era necesario aumentar la electricidad generada a partir de carbón para satisfacer la creciente demanda de electricidad para la industria manufacturera nacional y los centros de procesamiento de datos de inteligencia artificial.
Durante su discurso, el presidente elogió la fiabilidad y durabilidad del carbón, pero también lo calificó de “limpio” “barato” e “increíblemente eficiente”, añadiendo que la gente ha criticado y diezmado la industria “sin ningún motivo”. También criticó el “green new scam”, frase que utilizó para referirse a las “restricciones” y a las políticas sobre el cambio climático en general, y culpó al expresidente Joe Biden y a los legisladores demócratas por intentar “abolir la industria del carbón estadounidense” y “destruir” las vidas y los empleos de “miles y miles de mineros del carbón”.
(Sin embargo, durante la presidencia de Biden, el número de empleos en la minería del carbón aumentó ligeramente, en 3.400, a 41.300. En enero, el empleo estaba 4.700 por debajo del nivel prepandemia en febrero de 2020. Los empleos en la minería del carbón disminuyeron en 13.100 durante todo el primer mandato de Trump. Las pérdidas de empleos se vieron exacerbadas por la pandemia, pero incluso antes de la pandemia, hubo una pérdida de 5.000 empleos en la minería del carbón bajo el gobierno de Trump).
“Terminaremos con el sesgo del gobierno contra el carbón y vamos a desbloquear las amplias autoridades de… la Ley de Producción de Defensa para impulsar la minería de carbón en Estados Unidos”, dijo, refiriéndose a una ley promulgada por primera vez en 1950 durante la guerra de Corea para darle al presidente amplia autoridad para “influir en la industria nacional en interés de la defensa nacional”, como lo explicó la Biblioteca del Congreso.
Pero varios expertos nos dijeron que culpar a las regulaciones ambientales y afirmar que el carbón es más limpio, más barato o más eficiente que sus alternativas es engañoso.
“El declive de la industria del carbón se debe principalmente a alternativas más económicas, como el gas natural, pero también a las energías renovables”, nos explicó por correo electrónico Sanya Carley, directora de la facultad del Centro Kleinman de Política Energética de la Universidad de Pensilvania. “Es más eficiente económicamente y menos intensivo en carbono, construir unidades de gas o energías renovables como la eólica y la solar que construir una planta de carbón”.
Las regulaciones ambientales no acabaron con el carbón
Los comentarios de Trump sobre “recuperar una industria que fue abandonada”, terminar con el “sesgo gubernamental” y “eliminar regulaciones innecesarias que apuntaban al limpio y hermoso carbón” dejan una impresión engañosa sobre por qué ha disminuido la producción de carbón.
Estudios que analizan los factores que llevaron al declive de la industria del carbón han concluido que, si bien las regulaciones ambientales han jugado un papel, este no ha sido significativo.

Como informamos en 2017, después de las afirmaciones de Trump sobre la reactivación del carbón entonces, un estudio del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia encontró que el principal culpable del colapso de la industria fue la producción de gas natural más barata impulsada por la revolución del gas de lutita (shale gas, en inglés), seguida por una demanda menor a la esperada y el crecimiento de la energía renovable.
De manera similar, un informe de políticas de 2017 elaborado por Charles D. Kolstad, profesor emérito de economía en la Universidad de Stanford, concluyó que “las regulaciones ambientales no mataron al carbón”; el progreso sí.
Kolstad explicó que la principal ley ambiental que afecta a la combustión de carbón es la Ley de Aire Limpio de 1970 (Clean Air Act, en inglés), firmada por el presidente Richard Nixon. La fuerte demanda y la falta de competencia impulsaron un auge de nuevas centrales de carbón en las décadas de 1970 y 1980, a pesar de las regulaciones, lo que resultó en una expansión de la producción de carbón. Las centrales cumplieron con los límites de emisiones de azufre, quemando carbón con bajo contenido de azufre y, posteriormente, tras un requisito de una enmienda de 1977 a la Ley de Aire Limpio, añadiendo dispositivos, conocidos como depuradores, que eliminan el azufre de las chimeneas.
Sin embargo, las centrales de carbón construidas antes de 1970 estaban exentas de las regulaciones para el azufre, lo que, como explicó Kolstad, incentivó mantenerlas por más tiempo en lugar de cerrarlas. El cierre definitivo de estas antiguas centrales fue lo que marcó el declive del carbón en la generación de electricidad a partir de 2015, explicó, no las normas ambientales adicionales establecidas para limitar la contaminación generada por ellas.
Al mismo tiempo, explicó Kolstad, la productividad en la industria del carbón aumentó gracias a las innovaciones, lo que condujo a una reducción de la fuerza laboral. El uso de la fracturación hidráulica, o fracking, y el desarrollo de yacimientos de lutita impulsaron una revolución en la industria del petróleo y el gas, que resultó en una fuerte caída del precio del gas natural.
Kolstad nos dijo que su análisis sigue vigente hoy en día.
“Si bien el carbón puede ser atractivo para algunos, la principal razón por la que la producción ha bajado es la baja demanda, principalmente debido al gas barato”, declaró en un correo electrónico. “El empleo ha disminuido aún más debido al aumento de la productividad (producción de carbón por minero)”.
Christine Shearer, directora de proyectos del sistema global de seguimiento de plantas de carbón de la organización no gubernamental Global Energy Monitor, que recopila y analiza datos energéticos, coincidió. “El principal factor que acabó con el carbón en Estados Unidos fue el gas”, nos explicó por correo electrónico.
“Los bajos precios del gas natural, los costos de capital y los plazos de construcción de las centrales eléctricas de ciclo combinado a gas en la década de 1990 propiciaron una gran expansión de la capacidad de gas en Estados Unidos a principios de este siglo. A medida que se construían nuevas centrales de gas, se cerraban las antiguas centrales de carbón”, nos explicó. El fracking redujo aún más el precio y aumentó el uso de gas natural para producir electricidad, añadió.
Shearer compartió un informe, coescrito por Global Energy Monitor, que muestra que se retiró más capacidad de generación de energía a carbón durante el primer mandato de Trump que durante los de Barack Obama o Biden. Esto se debe a que el cierre de plantas de carbón se debe principalmente a factores económicos, y es difícil revertirlo, explicó.
A nivel mundial, las centrales eléctricas de carbón se retiran, en promedio, a los 37 años, según nos explicó Shearer. Las centrales de carbón en Estados Unidos tienen ahora, en promedio, 43 años, añadió.
“No hacer cumplir las regulaciones ambientales existentes y retrasar aún más las regulaciones pendientes sobre las emisiones de dióxido de carbono”, agregó, “podría exprimir algunos años más de vida útil de estas viejas plantas de carbón, pero no traerá de vuelta un renacimiento del carbón”.
Alemania no volverá al carbón
En sus declaraciones del 8 de abril, Trump se refirió al uso de carbón por parte de otros dos países en los últimos años. Si bien señaló correctamente la continua dependencia de China del carbón y la construcción de nuevas plantas, el presidente afirmó erróneamente que Alemania había “vuelto al carbón” y que se estaban inaugurando plantas de carbón “por toda Alemania”
Alemania reanudó la actividad de cuatro centrales de carbón previamente cerradas en 2022, probablemente debido a la preocupación por la disponibilidad energética tras la invasión rusa de Ucrania. Estas centrales volvieron a cerrarse en 2024 y Alemania no ha abierto una central nueva de carbón desde 2020, según Global Energy Monitor. Alemania planea poner fin a la generación de energía a carbón en el país para 2038 o antes.
Pero al iniciar su discurso durante la firma de sus órdenes ejecutivas, Trump dijo: “Otros países optaron por el limpio y hermoso carbón, y se han mantenido así durante muchos años, como China. China abre dos plantas cada semana. Alemania se volvió ecológica, muy ecológica. Se volvieron tan ecológicas que casi quebraron. Alemania estaba acabada; se pasaron a la energía eólica. El viento no soplaba demasiado y se cambiaron a todo tipo de cosas”.
Trump continuó: “Saben, el green new scam también afectó a Alemania, ¿y saben qué? Ahora han vuelto al carbón. Están abriendo centrales de carbón por toda Alemania”.
Es cierto que China comenzó la construcción de 94,5 gigavatios de nuevos proyectos de energía de carbón y reanudó 3,3 GW de proyectos suspendidos en 2024, el nivel más alto de construcción en ese país en 10 años, según un informe colaborativo publicado en febrero por el Centro para la Investigación sobre Energía y Aire Limpio y Global Energy Monitor. Es probable que no se trate de “dos plantas por semana”, como dijo Trump, ya que una planta de carbón promedio genera 1 GW, pero se necesita un par de años para que una planta se construya y entre en funcionamiento en China, nos dijo Shearer, de Global Energy Monitor, en un correo electrónico.
“Todos los demás países se están alejando del carbón y China parece estar pisando el acelerador”, dijo a NPR Flora Champenois, analista de Global Energy Monitor y una de las coautoras del informe.
Pero Trump tergiversó los planes actuales y futuros de Alemania para el uso del carbón.
Shearer explicó que, en los últimos años, Estados Unidos ha estado reemplazando las antiguas centrales de carbón por gas natural de menor costo, así como energía solar y eólica. Sin embargo, Alemania no experimentó una gran expansión de la energía a base de gas como Estados Unidos y, además, ha estado eliminando gradualmente su energía nuclear. Por lo tanto, lo que ha estado reemplazando al carbón (y a la energía nuclear) en Alemania es la energía solar y eólica.
Alemania reabrió cuatro centrales de carbón suspendidas en 2022 para operar hasta 2023, “probablemente para compensar los altos precios del gas tras la invasión de Ucrania por [el presidente ruso Vladímir] Putin” dijo Shearer. Sin embargo, todas esas centrales de carbón “se retiraron en 2024. De hecho, 2024 fue un año récord en retiros de centrales de carbón en Alemania, con un total de 6,7 GW, 2 GW más que los retiros en EE. UU.” bajo el gobierno de Biden.
Cuando se le preguntó sobre la afirmación de Trump de que se están abriendo plantas de carbón por toda Alemania, Shearer dijo: “No, Alemania no ha abierto una nueva planta de carbón desde 2020”
“La Ley de Salida de la Energía del Carbón de Alemania, de julio de 2020, estableció el fin de la generación de energía a partir de carbón en el país a más tardar en 2038, y posiblemente en 2035”, declaró Shearer. “Un análisis posterior expresó la ambición de eliminar gradualmente el carbón, idealmente, para 2030”.
Un portavoz del Ministerio de Economía alemán, en respuesta a los comentarios de Trump, dijo: “No se construirán nuevas centrales eléctricas de carbón” en Alemania, según informó Associated Press.
Nos comunicamos con la Casa Blanca para obtener información que respaldara las declaraciones de Trump sobre las plantas de carbón de Alemania, pero no recibimos respuesta.
¿Carbón ‘limpio’? No tanto
Además de sugerir incorrectamente que las regulaciones ambientales causaron la caída de la industria del carbón, Trump insistió en calificar al carbón como “limpio”.
“Yo lo llamo limpio y hermoso carbón”, dijo durante su discurso del 8 de abril. “Le digo a mi gente: nunca usen la palabra carbón a menos que la precedan con ‘limpio y hermoso’”.
Pero la realidad es que el carbón no es limpio. Como explica la Administración de Información Energética, la producción y el uso de carbón tienen varios efectos negativos en la salud humana y el medio ambiente. Cuando se quema carbón para producir electricidad, emite contaminantes, como gases y partículas. La minería de carbón a veces requiere la destrucción de cimas de montañas con explosivos o la alteración de valles y cursos de agua. Los arroyos pueden contaminarse por la escorrentía de las minas.
La combustión de carbón genera más emisiones de carbono que cualquier otro combustible fósil utilizado para producir energía, según explica la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés). Si bien el dióxido de carbono está presente de forma natural en la atmósfera y no es directamente dañino cuando se inhala en concentraciones normales, el CO₂ es el principal contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero, que retienen el calor en la atmósfera y contribuyen al cambio climático. En 2022, la combustión de carbón representó el 55% de las emisiones de carbono del sector eléctrico, mientras que solo representó el 20% de la electricidad generada en EE. UU. ese año, según la EPA.
Como explica la EIA, la quema de carbón también emite contaminantes tóxicos vinculados a enfermedades respiratorias y pulmonares, incluidos dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas (contaminantes del aire regulados por la Ley de Aire Limpio) y otros contaminantes como cenizas de carbón y mercurio.
“Actualmente, el carbón no es más limpio que sus alternativas”, nos dijo Joost de Gouw, profesor de química de la Universidad de Colorado en Boulder, en un correo electrónico, señalando que la mayoría de las centrales eléctricas de carbón ya utilizan sistemas para reducir el dióxido de azufre y el óxido de nitrógeno. “En comparación con las centrales eléctricas de gas natural que utilizan tecnología de ciclo combinado (el estándar de la industria), las centrales eléctricas de carbón actuales emiten aproximadamente 10 veces más óxidos de nitrógeno y 100 veces más dióxido de azufre por kWh de electricidad producida”, refiriéndose a kilovatios-hora.
Un estudio publicado en Science en 2023 demostró que la exposición a la contaminación por partículas finas de las centrales de carbón se asocia con un riesgo de mortalidad 2,1 veces mayor que la exposición a dicha contaminación de otras fuentes. Lucas Henneman, profesor adjunto de ingeniería ambiental y de infraestructuras en la Universidad George Mason y uno de los autores del estudio, explicó que, si bien existen dispositivos que pueden eliminar hasta el 99% de ciertos contaminantes emitidos durante la combustión del carbón, estos no lo hacen “limpio”
Los depuradores, o unidades de desulfuración de gases de combustión, pueden eliminar aproximadamente el 95% de las emisiones de dióxido de azufre de una central de carbón antes de que se liberen a la atmósfera. La instalación de estos dispositivos, el cierre de centrales de carbón y el declive de la industria han resultado en una disminución significativa de la contaminación procedente de estas centrales, como demostró otra investigación de Henneman y sus colegas.
Pero aunque estos dispositivos pueden reducir la contaminación de las centrales eléctricas de carbón, “no la eliminan”, nos dijo Henneman, y agregó que, como lo mostró su segundo estudio, “la mayor parte de la exposición a las emisiones contaminantes del aire de las centrales eléctricas después de 2015 provino de centrales eléctricas con depuradores”.
Los residuos generados por los depuradores, que deben almacenarse cerca de las centrales eléctricas o depositarse en vertederos, también pueden causar problemas al derramarse y contaminar aguas subterráneas, afirmó. Los trenes utilizados para transportar carbón también contaminan, añadió.
Trump afirmó que su administración “eliminará por completo las restricciones ambientales de la era Biden” que afectan las emisiones de mercurio y otras sustancias tóxicas, ya que las regulaciones hacen “imposible hacer cualquier cosa” Su plan incluye una extensión de dos años (de julio de 2027 a julio de 2029) para que las centrales de carbón cumplan con la revisión de las Normas de Mercurio y Tóxicos del Aire (MATS, por sus siglas en inglés) de la EPA, finalizadas el año pasado. Trump afirmó que las tecnologías necesarias para controlar las emisiones “no son comercialmente viables”
Al mismo tiempo, el presidente dijo que ordenó al Secretario de Energía, Chris Wright, utilizar miles de millones de dólares federales “para invertir en la próxima generación de tecnología de carbón, que es una tecnología asombrosa en términos de aprovechar todo el potencial del carbón y también hacerlo de una manera ambientalmente muy limpia”
Nos comunicamos con la Casa Blanca para preguntar a qué tecnología se refería Trump. En respuesta, un oficial de prensa del Departamento de Energía nos dirigió a una entrevista de la CNBC del 8 de abril en la que Wright mencionó los depuradores.
“Los depuradores no hacen nada con respecto al dióxido de carbono, por lo que incluso una planta de carbón con un depurador seguirá calentando el planeta”, nos dijo Shearer, de Global Energy Monitor.
Se puede eliminar parte del dióxido de carbono de las centrales eléctricas de carbón, pero Shearer nos dijo que ninguna de las técnicas utilizadas a nivel mundial hace que el carbón sea más barato o más limpio que el gas natural.
“China ahora construye principalmente plantas de carbón ultrasupercrítico que denomina de ‘alta eficiencia y bajas emisiones’ pero al final emiten más CO₂ que una planta de gas”, escribió. “Japón y Corea del Sur también han impulsado la cocombustión de amoníaco en sus plantas de carbón, calificándola de ‘carbón limpio’, pero, insisto, incluso la cocombustión de amoníaco al 50% en una planta de carbón genera mayores emisiones de CO₂ que una planta de gas, y es mucho más costosa”.
Como ya hemos escrito, es posible capturar algunas emisiones de carbono y almacenarlas o utilizarlas para otro fin. Sin embargo, los expertos nos informaron que estas tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés) son muy costosas, consumen mucha energía y no se han utilizado a gran escala.
“El carbón sin CCUS ya no es competitivo económicamente, por lo que agregar CCUS no tiene sentido económico”, añadió Shearer.
A pesar de centrarse en el término carbón “limpio”, Trump también indicó en sus comentarios que el cambio climático no es un problema.
“No tienen que preocuparse por el calentamiento del aire. El nivel del mar subirá un cuarto de pulgada en los próximos 500 a 600 años, lo que les dará un poco más de terreno frente al mar”, dijo, repitiendo una vez más sus estimaciones absurdamente bajas del aumento del nivel del mar. Como ya explicamos, el ritmo actual de aumento del nivel del mar ya supera un poco más de un octavo de pulgada al año.
Traducción de Google Translate editada por Catalina Jaramillo.
FactCheck.org no acepta publicidad. Dependemos de subvenciones y donaciones individuales de personas como usted. Por favor considere una donación. Las donaciones con tarjeta de crédito se pueden hacer a través de nuestra página para donar. Si prefiere donar con un cheque, envíelo a: FactCheck.org, Annenberg Public Policy Center, P.O. Box 58100, Philadelphia, PA 19102.