El 11 de mayo marcará el final de la declaración federal de emergencia de salud pública del COVID-19, lo que traerá consigo cambios en la atención médica y en los beneficios para el público.
Stories by Kate Yandell
El uso de mascarillas tiene efectos mínimos en el sistema respiratorio y no causa COVID persistente
El COVID persistente es un conjunto de problemas de salud causados por el COVID-19 que permanecen o aparecen tras la infección inicial. Es inverosímil que las mascarillas causen COVID persistente, contrariamente a lo que se afirma en internet. El uso de mascarillas puede causar molestias temporalmente, pero los efectos fisiológicos no son biológicamente significativos.
No hay pruebas de que las vacunas estén relacionadas con un exceso de muertes, contrariamente a lo que se afirma en internet
Las vacunas contra el COVID-19 reducen sustancialmente el riesgo de morir por COVID-19, y los efectos secundarios graves son muy poco frecuentes. El exceso de muertes entre adultos en edad laboral en 2021 y 2022 se debió al COVID-19 y a otros factores, no a las vacunas. Afirmaciones de que las vacunas causan discapacidades y daños económicos a gran escala se basan en un razonamiento equivocado.
Recomiendan tomar ácido fólico, no otros tipos de folato, para reducir el riesgo de malformaciones congénitas
Se recomienda tomar un suplemento de ácido fólico durante el embarazo y antes de la concepción porque reduce el riesgo de malformación del tubo neural en los bebés. Publicaciones en las redes sociales afirman que las personas deberian evitar el ácido fólico en favor de una modalidad distinta de la vitamina, pero el ácido fólico es el único que se ha establecido para ayudar a prevenir defectos de nacimiento.
No hay pruebas de que los científicos recibieran una subvención por cambiar de opinión sobre el origen de la pandemia, a pesar de lo que se afirma
Publicaciones hacen comparación errónea entre la inmunidad al COVID-19 procedente de la infección y la que brindan las vacunas
Tanto la vacunación como la infección brindan inmunidad que protege contra el COVID-19, en particular contra enfermedades graves. Pero adquirir inmunidad a través de una infección es mucho más riesgoso que la vacunación. Publicaciones que citan un nuevo estudio publicado en The Lancet omiten este importante contexto y afirman engañosamente que el estudio muestra que la inmunidad después de una infección es superior a la inmunidad tras la vacunación. Uno de los autores del estudio nos dijo que no hay “datos suficientes para afirmar definitivamente” que la inmunidad tras una infección es superior.